Jonathan Sánchez Peix, que así es su bautizo, se tiró a matar o morir al sexto toro de Dolores Aguirre en Pamplona. Un pedazo toraco que saltó con toda su mansedumbre a cuestas dos veces al callejón.
Decíamos que Jonathan, Juan del Álamo en los carteles, se había volcado en la hora final. La imagen, vista a través de las cámaras de Canal Plus, horrorizó. Sólo por esa entrega en la suerte suprema la actuación merecía premio. La faena, en la que el doloresaguirre brindó más embestidas de las esperadas de primeras, tuvo importancia y méritos. A través de la televisión la ovación con saludos supo a poco y el comportamiento del público se antojó rácano esta vez. Del Álamo debió dar al menos la vuelta al ruedo, porque su actitud fue de premio.
Fue el colofón a una más que interesante corrida de Dolores Aguirre, una corrida con emociones. Era el primer San Fermín sin la ganadera bilbaína, santo y seña en Pamplona. Desde eso que los taurinos llaman la barrera del cielo, seguro que disfrutó con el juego de sus toros. Todos se marcharon con las orejas puestas menos el noble primero, al que un asentado Manuel Escribano arrancó una. Al filo de la salida en hombros se quedó luego con el buen cuarto. Pero el sevillano puntuó al alza. Menos suerte corrió Joselillo…
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