Rosario Pérez el 14 oct, 2010 Todo eran parabienes entre las figuras del toreo. El ministro del Interior, Alfredo Pérez-Rubalcaba, cedía gustosamente los trastos de la Fiesta Nacional al Ministerio de Cultura y se hacía la foto para no engrosar aún más su escalafón de abucheos. Ahora falta que se celebre la ceremonia de alternativa… Y que se corten muchas orejas para abrir la Puerta Grande. Pero antes queda mucha tela que cortar: las competencias de la Fiesta están transferidas a las Comunidades Autónomas, que tienen distintos reglamentos (materia que, ubicada la Fiesta en Interior o Cultura, habría que intentar unificar cuanto antes). Con este traspaso, muchos frentes quedan abiertos y numerosas eran las cuestiones que aficionados y antis se hacían ayer, con mayor o menor sorna. Un lector de ABC, que firmaba Bergamín, se preguntaba: ¿Quién ordenará que les lleven a comisaría si no cumplen con su oficio? Y otras de esta guisa: Si pertenecemos a Cultura, ¿ahora presidirá la corrida un escritor o un pintor y no un policía? Un amigo de al otro lado del Atlántico nos proponía: “Voto por Vargas Llosa como presidente de Las Ventas”. Un Nobel para la primera plaza del mundo. Ahí es nada… Más: ¿Reivindicarán las figuras derechos de autor? ¿Qué opinará la SGAE? ¿Qué pasa con el delegado gubernativo? ¿Y las sanciones? Todo eran ilusiones tras la reunión, pero el trasvase a la cartera de Ángeles González-Sinde, la ministra que no quiso hacerse la foto con los toreros, tiene muchas asignaturas pendientes y pocas competencias que transferir, pues casi todo está delegado. Hay partidarios y detractores, pros y contras, pero, como afirmaron algunos toreros, simbólicamente “es muy positivo y representa mucho” el cambio a Cultura: “Mejoraría nuestra imagen”. Los toreros se sienten artistas, y artistas serán en cualquier departamento. Eso no se lo quita nadie, le pese a quien le pese. Otros temas Comentarios Rosario Pérez el 14 oct, 2010