Carmen de Carlos el 03 mar, 2011 El acontecimiento literario más importante de Argentina es la Feria Internacional del libro. Buenos Aires, ciudad lectora donde las haya, sale a devorar las novedades, asiste a debates y a conferencias con lo más granado de las letras. La cita convoca a mayores, jóvenes y niños. Hay espacio para todos. O, al menos, lo había. La tradición de la literatura de puertas abiertas se interrumpió el pasado año. Los títulos de libros se remplazaron por los de noticias de “escraches” (boicots violentos) a autores. No a todos, no siempre. Los abucheos, zarandeos, insultos, sillazos y algún que otro puñetazo tuvieron como objetivo a los escritores que no comulgaban con el pensamiento único. Esto es, con la corriente oficialista, a veces bolivariana, castrista o peronista de los años 70 y de los que corren. La doctora cubana Hilda Molina (“Mi verdad”) sufrió en carne propia la intolerancia por publicar lo que en La Habana está prohibido pensar. Idéntica suerte sufrió, entre otros, el periodista Gustavo Noriega (“Indek, historia íntima de una estafa”) por atreverse a arrojar luz en los oscuros números del Instituto Nacional de Estadística y Censo de Argentina. La política de bajos fondos, como el diablo, había metido la cola en renglones ajenos. Mario Vargas Llosa inaugurará esta edición de la Feria. Será la primera vez que un Premio Nobel de Literatura haga estos honores en Buenos Aires. El autor de “La fiesta del chivo” no simpatiza con este Gobierno ni, lo que viene a ser lo mismo, con el anterior. Vargas Llosa acusa en esta Administración “populismo” y “la peor forma de peronismo”. El escritor, periodista de raza, se tomó el trabajo de calcular, al céntimo, cómo el matrimonio Kirchner multiplicó siete veces su fortuna desde que llegó al poder. Su conclusión es universal: Las cuentas sólo le cuadraban a los “capitalistas ejemplares”, como bautizó con ironía a la pareja. Hoy se alzan las voces de los denominados “intelectuales K” que critican la invitación a Vargas Llosa para la inauguración de la Feria. La pregunta, por desgracia, resulta inevitable: ¿Habrá ese día más que palabras? Política Tags criticadoferiaintelectualesklibrollosavargas Comentarios Carmen de Carlos el 03 mar, 2011