Carmen de Carlos el 07 may, 2014 La historia termina como empezó. Repsol ya no está en Argentina. Lo estuvo durante quince años. Apostó, ganó, perdió y… ganó. A lo largo de este tiempo multiplicó sus beneficios. Atravesó momentos difíciles. Pudo ganar mucho más pero, al fin y al cabo, ganó. Compró la compañía en la segunda privatización de Ypf pero se la quitaron con una intervención y posterior expropiación hace dos años. Las formas fueron grotescas y el fondo surrealista. Aún así, Repsol seguía con un porcentaje en Ypf, la compañía que promete acariciar el cielo con los dedos del petróleo y el gas que saldrán de Vaca Muerta. El mes pasado Brufau y su equipo se garantizaron la compensación por la expropiación de aquel 51 por ciento y ahora se meten en el bolsillo más de 1.255 millones de dólares (unos 903 millones de euros) por desprenderse del 11,8 por ciento que conservaba en Ypf (se quedan con algo menos de un 0,5 por ciento). La decisión, lo tienen claro, es “estratégica” (Repsol, como la banca, siempre gana aunque pierda). Entre unas cosas y otras se embolsara más de media docena de miles de millones de dólares. De momento, empezó a cobrar los bonos de mediano y largo plazo que Argentina le entregó como indemnización. Visto lo visto, para Repsol, más vale el dinero en mano que a Vaca Muerta volando. Política Tags accionesargentinachaudespedidaindeminazciónrepsolventaypf Comentarios Carmen de Carlos el 07 may, 2014