La única hija de Cristina Fernández de Kirchner le dio hace poco un alegrón como pocos. Florencia, la ex rebelde de la casa, va a ser madre. El futuro padre es Camilo Vaca Narvaja, un joven de 29 años, estudiante de sociología, hijo de fundadores de la guerrilla montonera y militante de La Cámpora, la organización política creada por Máximo Kirchner que ha logrado infiltrarse en los puestos de poder y de dinero del entramado kirchnerista.
Camilo, “buen mozo” donde los haya, corre contra reloj para alcanzar el estrellato de la política. Su suegra de facto abandonará la Casa Rosada en diciembre y el sucesor no parece que vaya a salir de las entrañas del kirchnerismo “pata negra” para que le garantice la supervivencia.
El que venga, -la cosa, al menos hoy, parece que estará entre el “pepero” Mauricio Macri y el “K” de ideología laxa, Daniel Scioli-, sabe que tiene como misión deshacer el caballo de Troya que será La Cámpora, esparcida hasta en la flamante Agencia Federal de Inteligencia donde los espías, después de lo publicado por Noticias, podrían encajar de maravilla en la TIA de Mortadelo y Filemón pero, con sueldos mayores, menos disfraces y “herramientas” más reales a su alcance.
La duda que flota en el ambiente, siempre tenso del espectro “K”, es a quién (o quiénes) elegirá su lideresa para entregarle (o prestarle) el testigo de la máxima magistratura. Los sondeos –por más que ensayan con ellos- no favorecen al ministro de Economía Axel Kicillof, el mismo que no ofrece cifras de pobreza porque lo encuentra “bastante estigmatizante”. Tampoco las encuestas dan garantías de victoria a Florencio Randazzo, el responsable de Interior y Transporte, ni a cualquier otro de los que se consideran leales al proyecto nacional y popular (nac & pop) de este peronismo siglo XXI que inauguró en mayo del 2003 el matrimonio Kirchner.
Así las cosas, a Camilo Vaca Narvaja, de la noche a la mañana, le están saliendo más amigos que a Roberto Carlos. Algunos piensan que su voz, ahora, puede transformarse en voto de la jefa para elegir un delfín. Pero el joven que conquistó a Florencia Kirchner, ya tiene a su favorito: Julián Domínguez, presidente del Senado y aspirante también a suceder a Cristina Fernández en la Presidencia. Con él y su amigo Íñigo Errejón se retrató en la Cámara Alta. El hombre de Podemos (el del problemita con los contratos de la universidad) se probó el traje de presidente del Senado (argentino), sentado como un descamisado de cuello blanco y sin corbata. Después, como el resto, mostró su mejor sonrisa.
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