A Néstor Kirchner le han descubierto otra trampa. El marido de la presidenta se aprovechó de información privilegiada y compró dos millones de dólares a precio de saldo antes de que interviniera el Banco Central (BCRA), equivalente al Banco de España. El negociete lo hizo en el octubre del 2008 pero salió a la luz pública ahora, casualmente, después de que el ex titular del BCRA, Martín Redrado, diera el portazo. La noticia no ha merecido comentario alguno del Gobierno o de la mujer que ocupa la Jefatura del Estado. Tampoco se oyó nada cuando Argentina se desayunó con la creación de una asesoría financiera de Máximo Kirchner de la que forman parte su mamá y su papa. Es decir, el ex presidente y la actual presidenta, Cristina Fernández. El silencio suele ser interesado compañero de estos episodios oscuros de la política local. El mutismo también se impuso entre los protagonistas de esta trama cuando se destapó su fortuna, aumentada cerca de quinientas veces en los últimos años. Lo mismo ocurrió con la compra de miles de hectáreas fiscales en su feudo de Calafate, a precio vil y revendidas en millones de dólares (muchos más de dos). En Argentina pasan todas estas cosas y muchas más pero no pasa nada. La Justicia hace como ellos, se vuelve sorda, ciega, muda o tonta. Los motivos, son fáciles de adivinar salvo que elijas ser eso, sorda, ciega muda o estúpida, que no es el caso.
