Carmen de Carlos el 24 oct, 2007 Las últimas encuestas aseguran que siete de cada diez argentinos no tienen interés en las elecciones del domingo. La indiferencia del electorado contrasta con las airadas declaraciones de dos personajes venerados por las masas. A saber, Maradona y Charlie García. El primero ha dicho dice tantas cosas y hace tan poco- que si gana Elisa Carrió se marcha del país y el último, que un día encontró a la candidata en el portal de su casa y la echó a patadas porque él es un hombre y jamás votaría a una mujer. El sopor de estos comicios lo han roto ellos al abrier la boca pero acto seguido alguien más ha decidido seguir su ejemplo. Cristina Fernández de Kirchner, candidata hasta hoy a protagonizar un remake de Habla mudita, se despachará esta noche, por primera vez desde que se proclamó heredera del trono a la Casa Rosada, en un medio de comunicación argentino. Bueno, para ser justos, de momento en un par de canales de televisión. Sin poder controlar mi impaciencia hasta que se haga de noche en estas tierras, unas cuantos horas más tarde que en España, me pregunto qué más situaciones chistosas han pasado últimamente. Trato de recordar y se me viene a la cabeza que el tenista David Nabaldián le hace pata (apoya) a Cristina, que va primera, en las elecciones. También la Selección Nacional de rugby, como Maradona, está con ella. Igualito que Mercedes Sosa que en cada elección apoya a uno distinto. Un año le gusta Mauricio Macri y otro Daniel Filmus. La pobre, como todas, debe tener un cacao mental tremendo. Volviendo al tema de los chicos de la pelota con forma de obús, uno de ellos, buen mozo, intercambió ayer su corbata con la del Presidente Kirchner. Esa escena me llamó la atención y no fue porque la prenda del rugbier, como la del resto del equipo y la camisa de la Primera Dama, fueran rosa. Lo que despertó mi atención fue que el marido de la candidata, un hombretón alto que parece más alto porque usa hombreras, se ruborizó. Ahí me pregunté, cómo le puede dar vergüenza la escena a alguien a quien la voz nunca le tembló para mandar al diablo a empresarios, atizar el fuego de los piqueteros contra gasolineras, tratar como a un ordenanza a su jefe del Ejército, aguantar hasta el hastío a la ministra de Economía que guardaba los fajos de dólares en el baño y seguir soportando a la de Defensa que juraba que no sabía lo que era un Fal cuando la acusaban de contrabando de armas. Reflexionaba yo sobre eso -y más cosas- cuando se me vino a la mente su secretaria de Medio Ambiente y Rajoy. Si lo de Mariano y su primo es de atragantón, lo de esa chica -se llama Romina Micolotti- para cualquiera normal sería como tragar un sapo vivo. Entre otras cosas, derrocha más que Cristina y, a diferencia de ella que usa los tangos, viaja en jet privado. Pero Lupín, -así llaman a Kirchner en Santa Cruz-, todas esas delicias las digiere como si tal cosa. Y eso que tiene el colón irritado e irritable. Repasando lo escrito ahora me estoy dando cuenta de que las elecciones no son tan aburridas. Creo que, al final, -y ya no menciono a Charlie ni a Maradona- son droga dura. ¿Me equivoco? Política Comentarios Carmen de Carlos el 24 oct, 2007