Carmen de Carlos el 01 mar, 2013 La Presidenta de Argentina en el Congreso Una vez más la presidenta de Argentina inauguró el periodo legislativo. Una vez más el Congreso fue territorio “K”. La sede del Poder Legislativo se convierte, en los grandes actos, en un virtual circo. Hay varios elementos que permiten expresarse en este sentido. La lluvia de papeles cortados, los cánticos intermitentes desde los palcos –acompañados con golpes o palmas– y, depende del día, la exhibición de carteles o pancartas de diverso tamaño. Todo se asume con naturalidad por la inmensa mayoría de los diputados y de los senadores. Para ellos, parece natural que la Jefa del Estado les haga esperar el tiempo que se le antoje. Para casi todos, resulta natural que la presidenta pronuncie un discurso de varias horas y maneje los números como si tuviera un cubilete entre los dedos sin que nadie pueda replicar. Es natural también que, en la única ocasión que comparece, no exista debate posterior. Sigue siendo natural que sus ministros soporten con estoicismo llamadas públicas de atención. O que ella hable de un muerto, su marido, como si fuera Dios y se refiera a “El” con la misma naturalidad con la que baila, si tiene ganas, con el luto a cuestas frente a las cámaras de televisión. Las cosas más extrañas en esta Argentina de hoy parecen algo natural. Como que la presidenta hable de los ricos (mal) y de los pobres o clase media como si fuera una de ellos. Tan natural que lo hace con un Rolex con corona de diamantes y una colección de millones más difícil de explicar que el milagro de los panes y los peces. Todo, “re-natural”. Política Tags argentinacongresoinauguraciónperiodo legislativo Comentarios Carmen de Carlos el 01 mar, 2013