Cristina Kirchner cree que Ypf es un juego

La presidenta de Argentina, en la jornada más caliente desde su reelección, hizo desaparecer de agenda el “tema” Ypf. En su comparecencia pública del jueves se ciñó a tratar anuncios del sector cárnico y celebrar el buen gusto del chocolate “Milka”. Entre las virtudes de las tabletas, -llevaba una caja que apoyó en el atril- destacó su nuevo DNI argentino ,“volvemos a fabricarlas”, dijo orgullosa.
Cristina Fernández de Kirchner también habló de “la vaca vieja, la nueva, la mediana…” Para la jefa del Estado no había pasado nada y Repsol o Ypf no existían. Lo importante eran las barritas de chocolate que mostraba.
La presidenta de Argentina no aprovechó la ocasión para aclarar la situación de la compañía más importante de su país. Ese día las agencias de noticias y la prensa local y española ardían con la noticia de una inminente expropiación de Ypf. El Gobierno español advirtió de “consecuencias” si se concretaba, la Unión Europea había hecho lo propio a través de su Embajada en Buenos Aires y el embajador de España, Román Oyarzun, se instalaba, en un claro gesto de respaldo, con Antonio Brufau en las oficinas de la petrolera. El asunto no era menor pero “Cristina”, no se daba por aludida.
Para hacerse una idea de lo que es YPF en Argentina conviene recordar que la empresa, según datos propios, ha invertido 11.000 millones de dólares en los últimos cinco años, da trabajo a 17.000 personas, genera, indirectamente, otros 100.000 puestos y representa el 6 por ciento del PIB (la suma de todas las inversiones españolas alcanza el 20 por ciento). Por esto y porque la más perjudicada de cualquier conflicto sería la propia Argentina, resulta inexplicable, cuando no una frivolidad, el mutismo de la presidenta. Gobernar en Argentina, a veces, parece que es cosa de niñas pero YPF no son las siglas de un juego. Tampoco una chocolatina.