Gente con el agua a la altura de la cintura, bomberos con chalecos salvavidas, coches flotando y hasta una zodiac para cruzar las avenidas. Esta es la escena que se repite, una vez más, en Buenos Aires. Las lluvias torrenciales han vuelto a demostrar que la capital de Argentina no dispone de infraestructura adecuada para evitar que las “inundaciones” asolen barrios tan populosos como Palermo, Caballito, Flores o La Boca. Hasta en el aeropuerto internacional de Ezeiza hubo problemas y tuvo que dejar de operar durante media hora.
Las compañías eléctricas se han visto obligadas a suspender el suministro de energía para evitar males mayores. Como es habitual en estos casos los postes de la luz caen derribados por el viento y en algunas zonas la “corriente” los arrastra. La televisión de cuenta de un muerto. Advierten que, con la presión, hay tapas de alcantarillas que saltan como tapones de una fuente. No sería la primera vez que algún incauto termina succionado por la red cloacal. Unos espabilados sacan un bote inflabable y cobran dos pesos (te dan cinco y pico por un euro) por cruzar Santa Fe. La policía lo prohíbe .Los muchachos desinflan la barca y se marchan. Los de la cola cruzan los dedos para que llegue la Zodiac oficial a cambiarles de acera. Colocan unas cuerdas para cruzar andando. No hay metro, tampoco autobuses. Los turistas de Palermo sacan fotos. Ya es de noche. Recomiendan no salir.
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