-En Dichato, a un kilómetro de la playa, un coche colgaba de la copa de los árboles. Tras el maremoto medio centenar de casas flotaban en el mar. También personas y restos de personas.
-En Talcahuano la gente que se refugió en los cerros vio una escena parecida. Decenas de coches con las luces encendidas flotaban en el mar. Parecía una autopista. A medida que transcurrían los minutos, las luces se apagaban. El mar se tragaba los coches y a las personas. El Pacífico comenzó a devolver algunos cuerpos a las playas.
-El martes, por fin, los carabineros salieron con la caballería. Delante nuestro atraparon a dos pillos con sacos de comida. Los distribuyeron de inmediato entre los vecinos. Todavía no había agua corriente ni comida.
-El domingo, ante la negativa del guardia de Movistar de dejarnos pasar a cargar los teléfonos nos sentamos a escribir en la acera de la casa de enfrente. Ariel Palacios (O Estado de Sao Paulo), Joan Biosca (Cataluña Radio) y yo. Las disculpas de Joan por tomar la acera con el dueño de la casa y la pregunta de Ariel sobre si O¨Higgins se escribía con una ó con dos ges, fueron nuestro puente de plata para trabar amistad con Juan Iubini, nuestro mejor compañero en la catástrofe.
-El incendio en el edificio de Polar y supermercados Santa Isabel de Concepción. Después de desvalijar los comercios los ladrones le prendieron fuego. Sin agua, las llamas amenazaban con extenderse a las siguientes manzanas y convertir en cenizas Concepción. Los bomberos se jugaron la vida. Nosotros hacíamos fotos y transmitíamos por Black Berry una crónica al paso.
-En Concepción la estatua del libertador Bernardo O´Higgins cayó como la de Sadam Hussein en Irak. Lo mismo sucedió con la del descubridor Pedro de Valdivia. Sin embargo la de Lautaro, mapuche que lideró la resistencia a los colonos quedó intacta.
–Johne Roriz, fotógrafo de O´Estado de Sao Paulo, haciendo fotos a orillas de Pelluhue. “Es idéntico a lo que vi en Nueva Orleans tras el huracán Katrina. Sólo hay una diferencia, aqui la gente se queda a las puertas de su casa para evitar asaltos. Allí se fueron lo más lejos que pudieron”.