En la noche de la victoria la familia de Sebastián Piñera iba y venía por el Hotel Crown Plaza de Santiago. Uno de los hijos del hombre cuya fortuna se estima en torno a los mil millones de euros, hizo una reflexión. A nosotros nos ha favorecido la candidatura de Marco Enríquez-Ominami. Sin él la campaña se habría polarizado entre Frei y mi padre y habrían atacado antas con el discurso de que vuelve la derecha. Ahora, si lo hacen, es demasiado tarde. El muchacho, de 25 años, lleva vaqueros y camiseta. Acaba de terminar psicología y,como el resto de la familia, está entregado a la campaña. “Mañana mismo partimos al sur para agradecer los votos. No hay tiempo que perder”, comenta mientras cae una lluvia de flashes. La pregunta sobre si seguirá los pasos de su padre es obligada. La respuesta una sopresa: No, le dije que soy psicólogo y me gusta lo que hago.
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