Cristina Fernández de Kirchner puede respirar tranquila. La presidente de Argentina, al final, parece que no tiene cáncer. Tras someterse a una intervención quirúrgica, donde se le extrajo la glándula tiroides, los patólogos confirmaron la ausencia de celulas malignas. El estudio reconoce la presencia de “adenomas foliculares” o tumores benignos. También algo parecido a “bocio coloide”, según recoge el periódico La Nación. Los dos exámenes anteriores, previos a la operación realizada en el Hospital Austral de Buenos Aires, dieron “un falso positivo“, según explicó la Casa Rosada. “Es muy poco frecuente que suceda, pero puede suceder”, declaró al diario Clarín, Carlos Borremans, director del Instituto de Patología Tiroidea de la Universidad Nacional de Cuyo. Asimis, matizó, “los resultados de los estudios dependen en gran parte del entrenamiento de los profesionales que participan”.
Especialistas y políticos censuran la falta de rigor oficial a la hora de informar sobre la salud de la Presidente que, de la noche a la mañana, ha pasado de tener un “carcinoma papilar” a unos nódulos cuyos efectos, en el peor de los casos, podrían haberse traducido en un bocio. Hermes Binner, ex Gobernador de Santa Fe, ex candidato presidencial y médico, exigió explicaciones dado el “marco de sospecha” en el que ha transcurrido todo lo referente a la enfermedad de CFK, siglas por las que se conoce a la jefa del Estado.
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