Carmen de Carlos el 26 dic, 2013 Año nuevo, vida nueva. El 2014 llega lleno de interrogantes para Argentina. El enigma que afecta a todos los ciudadanos tiene que ver, como corresponde con estos tiempos, con el bolsillo. La gente se pregunta si la inflación seguirá su crecimiento sostenido para superar el 30 por ciento, se quedará tal cuál está (25 por ciento) o les dará la primera sorpresa del año al desinflarse como un globo recauchutado. La gente, me temo, es poco optimista. De esa gente hay diez millones que viven en situación de pobreza, sin empleo formal, ni educación o sanidad apropiada y sin vivienda digna. La cifra la facilitó recientemente el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad católica argentina. El mismo informe advierte del aumento de la desigualdad en la sociedad. Rota la maldición de los saqueos del 19 y 20 de diciembre (bastaba coordinación y voluntad política) las provincias y la Nación saben que febrero no será fácil. Los aumentos -en cascada- de sueldo a las fuerzas de Seguridad, tras las huelgas y el pillaje previo, tendrán su réplica en otros sectores. Personal de las administraciones públicas, docentes, profesionales de la Sanidad y un largo etcétera están a la cola en busca de aumentos. En el sector privado las negociaciones de las “paritarias” (convenios colectivos) arrancaran con un “piso” difícilmente menor al 30 por ciento. Menos gente pero gente que sabe de números y letras, tiembla sobre el futuro de las finanzas y la economía. Ellos también se preguntan de dónde va a salir la “platita” que necesita el país. El Banco Central consume las reservas de forma alarmante y ronda los treinta mil millones. El Gobierno no puede pedir prestado a los organismos financieros internacionales porque todavía no cumplió la promesa del 2008, de Cristina Fernández de Kirchner, de saldar su deuda con el Club de París (con los intereses, en torno a los doce mil millones de dólares). Además, tiene en lista de espera a los llamados “holdouts”, los acreedores privados que reclaman desde hace más de una década el pago íntegro de sus bonos del Estado. En este escenario, los deseos de “darle a la maquinita” (emitir moneda) de la Presidenta, se hacen órdenes. También los de las provincias de emitir sus propias “cuasi monedas” que, a efectos reales, son monedas limitadas a territorio local. El 2014 viene cargadito y la responsable de “desactivar” los dispositivos explosivos es de la Presidenta. La pregunta obligada, la que se hace la gente es, ¿Lo hará? Otros temasPolítica Comentarios Carmen de Carlos el 26 dic, 2013