Si atendemos a la definición de xenofobia, por ejemplo, la recogida por Wikipedia, “miedo, rechazo u odio al extranjero”, y si después nos leemos los tuits borrados de Quim Torra, el inminente nuevo presidente de la Generalitat, hay una inevitable y desagradable conclusión: un xenófobo llega a la Generalitat. Y su xenofobia se dirige no sólo contra España y los españoles, sino también contra los propios catalanes, esa mitad al menos que se sienten españoles.
Dice Wikipedia, y lo dice la inmensa mayoría de los analistas, que la xenofobia es un rasgo de la extrema derecha. A todos ellos se les olvida habitualmente lo que ocurre en los nacionalismos. A ellos y a una buena parte de las élites españolas, siempre tan comprensivas con los nacionalistas catalanes y tan críticas con los críticos de esos nacionalistas.
Así hemos llegado hasta aquí, con esa enorme comprensión, benevolencia y simpatía hacia los nacionalistas. Esto no es solamente un problema de los Gobiernos que pactaron con los nacionalistas, o del PP y del PSOE, como pretende C’s, es una responsabilidad social compartida. Una cuestión de la cultura política asentada en la Transición. En el resto de Europa llaman xenofobia a lo de Torra; aquí, aún nos cuesta llamarlo por su nombre.
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