La piel es la prolongación periférica del sistema nervioso, y ambos derivan de la misma capa embrionaria, el ectodermo. Se trata de un órgano receptor de sensaciones a través de los estímulos externos del medio ambiente directamente conectados al sistema nervioso central. Y algunos de esos estímulos podrían tener propiedades curativas, como acaba de descubrir una reciente investigación.
Tenemos alrededor de 350 diferentes tipos de receptores olfativos en la nariz. Pero este apéndice no es el único lugar donde hay receptores para el olfato. También se encuentran,por ejemplo, en los espermatozoides, la próstata, el intestino y los riñones. Y ahora un equipo de investigadores de la Universidad Ruhr de Bochum (RUB), en Alemania, los ha descubierto en los queratinocitos, las células que forman la capa más externa de la piel.
El equipo, dirigido por Daniela Busse y Hanns Hatt del Departamento de fisiología Celular de la Universidad RUB publicó el descubrimiento de varios tipos de receptores en el “Journal of Investigative Dermatology”.Uno de esos receptores se activa con un aroma de madera de sándalo sintético, llamado Sandalore, que se utiliza con frecuencia en las varillas de incienso y es un componente habitual de los perfumes. Y lo más sorprendente es que este receptor, denominado OR2AT4, cuando se activa con el aroma, pone en marcha una vía de señalización que desencadena la proliferación y migración más rápida de las células de la piel, dos procesos que facilitan cicatrización y la curación de las heridas, como han demostrado en cultivos de piel humana.
Este poder sanador del sándalo, constituye un posible punto de partida para el diseño de nuevos fármacos y cosméticos con propiedades terapéuticas, señalan los investigadores. “Aún así, no hay que olvidar que las fragancias concentradas deben ser manejados con cuidado, hasta que hayamos comprobado cuáles son las funciones de los diferentes tipos de receptores olfativos encontrados en células de la piel”, advierten los investigadores.
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