Un enfoque innovador que usa la vacuna contra el tétanos para «estimular» el sistema inmunológico aumenta el efecto de una inmunoterapia contra tumores cerebrales letales como el glioblastoma y mejora notablemente la supervivencia de los pacientes, que se alarga hasta los cinco años, según un estudio del Instituto de Cáncer de Duke publicado en «Nature». El trabajo proporciona una hoja de ruta para mejorar la inmunoterapia con células dendríticas, un prometedor arma para el tratamiento de la forma más letal de cáncer cerebral.
El glioblastoma es el tipo de cáncer cerebral más común y a pesar de los progresos en el tratamiento, casi el 100% de los glioblastomas recurren, generalmente dentro de los 6 a 8 meses. La mediana de supervivencia de los pacientes con glioblastoma es de 16 a 19 meses y su tasa de supervivencia a 5 años es de aproximadamente el 10%, según datos de MD Anderson Cancer Center.
Entre las nuevas estrategias en Oncología para vencer este y otros tumores, están las basadas en las células dendríticas. De ellas depende la eficiencia de las vacunas y en ellas se confía para potenciar la inmunidad contra el cáncer. Las células dendríticas no abundan. Apenas constituyen el 0,2 por ciento de los leucocitos de la sangre y están presentes en menores proporciones aún en la piel. Por culpa de su exiguo número se ha escapado su verdadera función a los científicos durante más de un siglo desde que en 1868 las identificara Paul Langerhans, anatomista alemán que, sin embargo, las confundió con terminaciones nerviosas de la piel, explicaba Jacques Banchereau en Investigación y Ciencia en 2003.
“En los últimos años, se han comenzado a descubrir los mecanismos de que se valen estas células dendríticas para aleccionar al sistema inmunitario sobre lo que pertenece a nuestro organismo y lo que es extraño, cuando no dañino. Se ha visto que las células dendríticas inician y controlan la respuesta inmunitaria. Así, resultan indispensables para el establecimiento de la “memoria” inmunitaria, que es la base de todas las vacunas”, continúa Banchereau, director del Instituto Baylor de Investigaciones Inmunológicas de Dallas, donde se investiga precisamente cómo el sistema inmunitario puede ser un aliado para tratar el cáncer.
Y precisamente en estas células se basa la nueva estrategia que utiliza la vacuna antitetánica como potenciador del sistema inmune con resultados muy esperanzadores. «Los pacientes con glioblastoma suelen sobrevivir poco más de un año. Sin embargo, la mitad de los que recibieron esta inmunoterapia vivieron unos cinco años, por lo que los resultados son prometedores”, resaltan los investigadores.
Partieron de los hallazgos previos de que los tumores de glioblastoma albergan una cepa de citomegalovirus que no está presente en el tejido cerebral normal circundante, lo que supone un objetivo perfecto para la terapia inmunológica. Uno de tales enfoques utiliza las células dendríticas del sistema inmune, cuya misión es responder a patógenos específicos. Manipularon el crecimiento de esas células, las cargaron con los antígenos del citomegalovirus y las devolvieron a la sangre de los pacientes con cáncer, para dar la señal de atacar al tumor.
Pero esta inmunoterapia podía perfeccionarse aún más. Así que buscaron una manera de que el sistema inmune estuviera en alerta antes de la infusión de las células dendríticas. Y optaron por utilizar una inyección de tétanos/difteria, disponible y segura como vacuna. En un pequeño ensayo con 12 pacientes, la mitad recibieron el refuerzo del tétanos y la otra mitad una inyección de placebo. Al día siguiente, todos recibieron la inmunoterapia con células dendríticas. De los que recibieron la inyección contra el tétanos, la mitad vivivieron entre 51 y 101 meses, frente a los 11,6 del grupo control.
Y uno de ellos sigue sin crecimiento en el tumor ocho años después del tratamiento. Se trata de Sandy Hillburn, una abuela de 68 años de edad que vive en Fort Lee, Nueva Jersey, explica la BBC. Cuando le diagnosticaron en 2006, le le dieron dos o tres meses de vida. Pero su familia había oído hablar del trabajo que se realiza en Duke, y voló hasta allí para participar en el estudio.
Hillburn recibió una vacuna contra el tétanos, y luego inyecciones regulares de las células inmunes específicas del tumor. No está claro por qué este método funcionó tan bien para Hillburn, que ahora disfruta de poder jugar con sus seis nietos. “Soy muy afortunada”, explica a la BBC. “Estoy llevando una vida muy normal, caminar kilómetros cada día, jugar al golf, ir a almuerzos con amigos, ir a clases”. También viaja a Duke para recibir inyecciones regulares de la terapia inmunológica que los médicos creen que está manteniendo el cáncer a raya.
“Estos hallazgos tienen relevancia potencial para la mejora de las vacunas con células dendríticas no sólo para los pacientes con glioblastoma, sino también en otros tipos de cáncer”, destacan los investigadores. “Obviamente estamos planeando estudios confirmatorios a mayor escala, pero estamos muy animados con estos datos y la aplicabilidad futura.”
Los investigadores utilizaron los estudios con ratón para hacer un seguimiento de cómo funcionaba la inmunoterapia. Identificaron un nuevo papel para una proteína de señalización inmune llamada CCL3, previamente conocida por su mediación en otras actividades inmunológicas, pero no que habían sido asociada con una mayor migración de las células dendríticas a los ganglios linfáticos. Esta migración parece ser la base del éxito de este nuevo tratamiento formado por la combinación de dos vacunas: La clásica antitetánica más moderna vacuna oncológica de células dendríticas.
“Aunque que las vacunas con células dendríticas han mostrado cierta promesa en el tratamiento de los pacientes con cánceres avanzados, incluyendo el glioblastoma, la dinámica de este proceso no han sido bien entendido”, explican. “Nuestro trabajo identifica una interacción inmunológica por la que recordar la respuestas a un antígeno como el del tétanos pueden influir en la capacidad migratoria de las células dendríticas cargadas con diferentes antígenos contra el citomegalovirus presente en el tumor.”Los investigadores planean un nuevo estudio para determinar si la migración de células dendríticas podría ser utilizada como un indicador de pronóstico y supervivencia de los pacientes.
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