Todos tenemos alguna persona especial que algún día nos faltará y nos dolerá mucho. Los escritores tratamos de defendernos de ese dolor anticipándolo con la escritura. Es una batalla perdida de antemano, pero no cejamos. Nos va en ella la vida.
Hace muchos años escribí un poema anticipando esa ausencia. Hoy ha llegado el momento de publicarla.
Dice el Bardo Thodol que cuando mueras
Primero cesará la respiración exterior
Y se desatarán los nudos de los sentidos
En el orden vista, oído, olfato, gusto y tacto
Y luego parará la respiración interior
Y no habrá más vida
Y tu espíritu abandonará tu cuerpo
Por el extremo del cráneo
Pero no dice el Bardo Thodol que cuando mueras
Yo estaré allí
Y te cogeré la mano
Y te hablaré palabras tiernas
Y recogeré tu último aliento
Y cerraré tus ojos entreabiertos
Y entonces lloraré.
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