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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

En medio del mundo (3)

Emilio de Miguel Calabia el

La UE también se dio cuenta de la transformación de la situación geopolítica de Asia Central. La UE lanzó en 2002 la ayuda financiera para Asia Central, al tiempo que elaboraba el Documento Estratégico 2002-2006. El Documento destacaba tres objetivos: promover la estabilidad y seguridad; asistir a las nuevas repúblicas en la consecución del desarrollo económico sostenible y la reducción de la pobreza. TACIS, por su parte, operaba en tres vías: el programa de cooperación regional, el apoyo regional a programas implementados a nivel nacional y el plan para la reducción de la pobreza. Las ideas subyacentes entonces eran que la vinculación con Asia Central podría ayudar al desarrollo de Afganistán, mientras que la UE podía contribuir a garantizar que las amenazas de las drogas y el crimen transnacional, entre otras, no cruzasen la frontera. Un interés económico especial lo representaban las reservas minerales y de hidrocarburos de la región, pero para poder explotar esas riquezas, hacía falta primero fortalecer las instituciones y finalizar la transición hacia economías de libre mercado.

En 2005 la UE designó a su primer Enviado Especial para Asia Central y en 2007 adoptó su primera estrategia para la región. La Estrategia tenía tres ejes principales: 1) Seguridad, habida cuenta del vecindario tan complicado que tiene Asia Central, con vecinos tales como Afganistán, Irán y Pakistán y problemas transfronterizos que van desde la criminalidad al tráfico de armas y de drogas; 2) Buen gobierno y Estado de Derecho, dos cuestiones en la que los avances habían sido lentos, cuando los había habido; 3) Energía. En el marco de la Estrategia la UE se proponía: 1) Establecer un diálogo político regular a nivel de Ministros de AAEE; 2) Lanzar una Iniciativa Europea de Educación; 3) Lanzar una Iniciativa sobre el Estado de Derecho; 4) Establecer Diálogos de DDHH con cada uno de los Estados; 5) Tener un diálogo regular sobre energía. Después de 2007, la asistencia de la UE a Asia Central se entregó por medio del Instrumento de Cooperación al Desarrollo (DCI por sus siglas en inglés), que reemplazó al TACIS.

La Estrategia de 2007 tuvo éxito en el establecimiento de marcos formales de diálogo y cooperación, de los que acaso el más significativo fuera el establecimiento de una reunión UE-Asia Central a nivel de Ministros de AAEE con carácter anual. También fue bastante exitosa en contribuir a que los Estados de la región mejorasen la gestion transfronteriza. En cambio, las áreas menos exitosas fueron el Estado de derecho y los DDHH, así como la cooperación en el sector de la energía. Donde la Estrategia fue menos exitosa parte del fracaso cabe atribuirla a la geopolítica de la región. Rusia y China no iban a permitir que las repúblicas centroasiáticas adoptasen marcos occidentales. Por otra parte EEUU estaba demasiado preocupado con la guerra de Afganistán como para querer involucrarse en la región en cuestiones que no fueran securitarias.

En 2013 Xi Jinping escogió significativamente Astaná para lanzar su Iniciativa de la Franja y de la Ruta. Aunque desde el principio la Iniciativa mostró cierta indefinición sobre el trazado concreto de las nuevas rutas, la Iniciativa puso a Asia Central en el mapa de las comunicaciones entre Asia y Europa. A la hora de analizar lo que la Iniciativa ha supuesto para Asia Central conviene no olvidarse de las derivadas geopolíticas de la misma. Para China representa una muestra más de su ascenso y su manera de tener influencia en una región contigua a Xinjiang, cuyos mercados y recursos energéticos le interesan sobre manera y cuyo concurso quiere para precaverse ante las amenazas del terrorismo y el separatismo transfronterizos.

Los proyectos más ambiciosos (no todos ejecutados actualmente) de la Iniciativa en lo que se refiere a Asia Central son la construcción de la Zona Económica Especial de la Puerta Este de Jorgos y el puerto seco (un puerto de contenedores que conecta China y Kazajstán por ferrocarril) en la misma ciudad; la construcción de la carretera Europa Occidental-China Occidental, que pasa por Kazajstán; el túnel ferroviario de Kamchiq, que une el valle de Ferganá con Tashkent (Uzbekistán); el ferrocarril China-Kirguistán-Uzbekistán; la Línea D del gasoducto China-Asia Central, que transportará gas turkmeno a China, pasando por Tayikistán. Todos estos proyectos han incrementado la impronta económica de China sobre la región, que para 2023 se había convertido en su primer socio comercial, desplazando a Rusia.

Sólo un malpensado diría que cuando en 2015 Rusia lanzó la Unión Económica Euroasiática, estaba respondiendo geopolíticamente a la intromisión china en Asia Central. La Unión engloba a Rusia, Belarus, Armenia, Kazajstán y Kirguistán. Sus logros han sido escasos: agilizar los cruces fronterizos, eliminando la corrupción que había en la frontera; favorecer la emigración a Rusia de trabajadores kirguises… Más que una Unión Económica, es un proyecto de Unión Económica. Putin en su día expresó su deseo de que la UEE evolucionase hacia una institución semejante a la UE y que estuviese abierta a todos los Estados post-soviéticos, salvo las repúblicas bálticas. No parece que la situación geopolítica vaya en esa dirección.

 

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