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La teoría de juegos y el arte de la estrategia

Emilio de Miguel Calabia el

Avinash K. Dixit y Barry J. Nalebuff son los autores de “The Art of Strategy”, al que el editor ha añadido el subtítulo bombástico de “A Game Theorist’s Guide to Success in Business and Life”. Spoiler: los que crean que este libro efectivamente les puede ayudar a triunfar en la vida, seguramente pertenezcan al mismo tipo de personas que se emocionan cada vez que el señor Babangida de Nigeria les envía un correo para pedirles que le ayuden a sacar una fortuna millonaria de su país a cambio de una comisión. Si nos olvidamos del subtítulo exagerado, el libro es una buena introducción a la Teoria de Juegos, que está al alcance hasta de los legos en matemáticas como yo.

La Teoría de Juegos trata de indagar cómo los individuos toman decisiones racionales en situaciones de conflicto, intentando maximizar sus resultados. La Teoría de Juegos es hija de la Guerra Fría y eso se nota en su gran interés por los escenarios de suma cero. También se nota que fue elaborada en sus inicios por matemáticos y economistas.

Existen dos asunciones básicas a lo largo del libro que me ponen un poco de los nervios. La primera es la de que las personas actúan movidas por su propio interés y han hecho un análisis racional de la situación para determinar cómo pueden maximizar sus beneficios. Es decir, no hay lugar para las emociones irracionales.

Existe una vieja historia medieval, que cuenta que había dos vecinos que se odiaban a muerte. Habiéndose enterado el rey, le llamó al primero y le dijo: “Pídeme lo que quieras, pero sabe que a tu vecino le daré el doble de lo que te dé a ti.” El primer vecino le pidió que le quebrara un ojo. Él quedaría tuerto, pero su vecino, ciego. Me gustaría ver cómo un economista neoliberal creyente en el homo oecomonicus explicaría esta historia.

La segunda es la necesidad de simplificar la realidad. Esto puede funcionar en situaciones con pocos actores y parámetros, como la crisis de los misiles de Cuba de 1962. Hay dos actores: EEUU y la URSS. Para la URSS la decisión es o instalar sus misiles en Cuba y arriesgarse a que EEUU le pegue un pepinazo o retirar los misiles y perder prestigio, pero evitar un conflicto nuclear. Para EEUU la alternativa es o permitir que la URSS instale misiles en Cuba, con la amenaza que ello supone, o amenazar creíblemente a la URSS para que desista. En la vida real, EEUU amenazó con invadir Cuba y lanzar un bombardeo nuclear contra la URSS si ésta respondía militarmente a la invasión. Este ejemplo tiene pocos actores y alternativas, con lo que resulta muy fácil de modelizar. Pero, me pregunto, ¿cómo utilizar la Teoría de Juegos en un conflicto como el sirio, en el que hay muchos actores internos y externos, cada uno con sus propios objetivos?

La tercera es la necesidad de cuantificarlo todo, incluso lo incuantificable. Resulta fácil cuantificar cuando estás analizando una licitación en la que el interés de las empresas es pedir un precio que, a la vez les permita tener beneficios y les dé posibilidades de ganar la licitación. El interés del Estado es pagar poco y que le hagan un trabajo de calidad.

Pero, imaginemos una situación en la que dos mujeres estén compitiendo por dos pretendientes. A menos que haya un parámetro muy claro que determine la situación, como el dinero, la resolución del dilema puede depender de cantidad de variables: la edad de cada uno de ellos, sus ingresos, su sentido del humor, su cuerpo, si son rubios o morenos… ¿Cómo cuantificar todas esas variables? E incluso si las cuantificamos, ¿cómo saber que las dos valoran igual el rasgo edad o el rasgo sentido del humor?

Éstas son mis críticas de lego, que seguramente estén equivocadas. Pero incluso desde mi acercamiento crítico, el libro aborda muchas cuestiones sobre las que merece la pena reflexionar: la diferencia entre juegos que sólo van a ocurrir una vez entre los actores o que van a repetirse regularmente; hay ocasiones en que resulta más ventajoso ser el primero en mover y veces en las que es preferible ser el segundo; las simetrías o asimetrías entre la información a disposición de cada uno de los actores; la necesidad de evitar ser predecible en juegos repetidos; cómo garantizar que nuestras amenazas serán creíbles para la otra parte (pista: colocarnos nosotros mismos en un callejón sin salida, como hizo Cortés cuando hundió sus naves ante las cosas de México)…

En fin, el libro no le cambiará la vida a nadie ni le garantizará el éxito en la vida, pero merece la pena introducirse en la Teoría de Juegos, que ha influido tanto el pensamiento estratégico contemporáneo.

 

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