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Blogs El bochinche venezolano por Ludmila Vinogradoff

Cortina de hierro entre Caracas y La Habana

Ludmila Vinogradoff el

Desde hace una semana el silencio y el misterio reinan en el Palacio de Miraflores. Su inquilino que acaba de ganar por tercera vez la Presidencia de Venezuela , el 7 de octubre),no aparece por ningún lado ni ha dado señales de vida Parece que se lo hubiera tragado la tierra.

Ningún medio de comunicación ni oficial ni privado ha dicho algo sobre el mandatario ¿por miedo o desconcierto?, no sabemos la razón que los mueve por dentro para mantener este vacío informativo, lo que hace más intrigante la situación.

Casa de Fidel en Cubanacan

La última aparición del presidente Hugo Chávez fue el sábado 13 cuando juró a los ministros de su  gabinete. Su cuenta @chavezcandanga en twitter ha estado activa hasta el martes 16 de esta semana para elogiar el único golazo que metió Arango, el capitán del equipo nacional de la Vino Tinto, a los ecuatorianos en Puerto La Cruz. Pero después mutis total.

El médico venezolano José Rafael Marquina vino a romper ese silencio al informar a ABC que Chávez viajó a La Habana el 16 a visitar a su amigo Fidel Castro en medio de los rumores sobre su “agonizante” salud y a someterse a exámenes médicos, una tomografía con Pet  Scan.

El ex mandatario de Cuba, de 86 años, que se encontraría en una casa del Laguito, situada en el viejo Country Club en Cubanacan,  habría sufrido de una embolia (ACV) masiva en el cerebro en su arteria derecha. Pero “las autoridades cubanas se niegan a hablar del asunto” .

Marquina, que está bien enterado y verifica los datos de sus fuentes,  ha suplido el vacío informativo de venezolanos y cubanos sobre  la enfermedad de los dos personajes. En el caso de Chávez afirmó que aprovechó el viaje, todavía clandestino, porque no lo ha hecho oficial (puede estar 5 días fuera sin permiso del parlamento), para hacerse una tomografía.

Lo curioso es que nadie ha dicho dónde está Chávez mientras los rumores y especulaciones sobre la enfermedad suya o la de Fidel crecen como la espuma.

Entre Miraflores y la Casa Amarilla (Cancillería) nadie toma una decisión ni siquiera sobre la expulsión de los diplomáticos paraguayos. Las elecciones de gobernadores para el 16 de diciembre están revueltas. Mientras hay un vacío y silencio peligroso.

Entre Caracas y La Habana se está reeditando la guerra fría con cortina de hierro y muro de Berlín incluidos, que ya han sido superados en la Europa del Este a comienzos de los 90, pero que en  esta zona del Caribe parece que el tiempo político se ha detenido y no quiere avanzar.

Las intrigas palaciegas y el espionaje a los opositores son el pan nuestro de todos los días. Nunca antes los periodistas han tenido tantos obstáculos y hermetismo oficial  para ejercer su profesión. El cerco a la democracia y la libertad de expresión, un bien tan caro para los venezolanos, se va estrechando o empeorando día a día después de la victoria de Chávez.

El ocultamiento de la información oficial o su manipulación es típico de los regímenes autócratas y totalitarios. Pero si el nuestro quiere mantener la fachada democrática tiene que someterse también a las reglas democráticas como la libertad de informar, ser justo y transparente. No es mucho pedir, es nuestro derecho, y hay que hacerlo valer.

Y ojalá que aparezcan Fidel, sano y fuerte, y Chávez también vigoroso, y no permitan que  con su silencio se levante un muro caribeño en aguas revueltas.

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