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Blogs El bochinche venezolano por Ludmila Vinogradoff

Oscar Pérez, nace un héroe

Ludmila Vinogradoff el

Era de noche cuando se escuchó el grito de una mujer este martes, llamando a protestar “calle ¡¡¡, vamos a salir a la calle” en la silenciosa oscuridad de Caracas, mientras golpeaba una cacerola, que de solitaria pasó en fracciones de segundos a repicarse como un eco en varios balcones de las urbanizaciones de la ciudad.

Oscar Pérez

Así fue la manifestación de pesar y duelo, convocada en las redes sociales, que los seguidores del piloto rebelde Oscar Pérez, masacrado junto a seis compañeros suyos, este lunes en El Junquito, un barrio del suburbio caraqueño, tras haberse rendido como lo confirman los vídeos y declaraciones de políticos opositores, lo que lo convierte en un mártir y un héroe de la democracia.

Cuando el ex instructor y piloto del Cuerpo de Investigaciones Penales y Criminalísticas (CICPC) se sublevó  contra el régimen de Nicolás Maduro el 27 de junio pasado con un helicóptero atacando al Tribunal Supremo de Justicia y el Ministerio del Interior con unas granadas que no dejaron víctimas, dejó más dudas que certezas.

En ese momento pocas personas creyeron en Oscar Pérez, no en su audacia pacifista sino en la poca efectividad de su acción que no arrastró al ejército para derrocar al tirano. La gente pensó que se trataba de un montaje sin mucho impacto en los cuerpos militares.

Su segundo asalto, esta vez,  al cuartel de la Guardia Nacional Bolivariana ejecutado en diciembre pasado en la Laguneta del estado Miranda, robando 27 fusiles y municiones, tampoco tuvo mucha trascendencia para el gran público, pero sí para el régimen de Nicolás Maduro quien ordenó su captura a “plomo duro” y le puso precio a su cabeza.

Oscar Pérez yace muerto

Oscar Pérez, de 36 años, deja tres huérfanos pequeños. Es un héroe de los tiempos modernos: pacifista, idealista, romántico y mediático. No lleva ningún muerto en su haber. Proclamaba la justicia y la libertad por Venezuela.  No tenía un discurso que encandilara a los políticos e intelectuales, sino un lenguaje corto, directo y sin adornos ideológicos de izquierda ni de derecha.

El tiro de gracia en la frente de Pérez

Era un instructor de la policía técnica y científica, de los comandos, aficionado a los vídeos, al deporte extremo en todas las facetas submarinas, terrestres y aéreas. Por algo,  lo llamaban el “Rambo” venezolano. Publicó muchos vídeos de todas las actividades de investigación criminalística donde resaltaba el aspecto humano y las legislaciones nacionales e internacionales.

“Lo hicimos por ustedes, por sus familias, sus hijos, sus tíos, sus primos, sus abuelas, sus mamás. Mayor usted también (…) dónde está Acosta Carles (ex gobernador de Carabobo), a él tampoco lo mataron, escuchen ustedes jóvenes, nosotros somos los mismos, venimos del mismo pueblo, somos los mismos ciudadanos”, se escucha al fondo mientras Pérez le habla a la cámara antes de caer acribillado.

En otro vídeo el líder de este grupo sublevado aseguró: “Somos patriotas, somos nacionalistas, luchamos con toda la convicción. Para los que tenían dudas aquí estamos, peleando. Nos han disparado, estamos agazapados, pero ya estamos negociando con los funcionarios, ya vienen los fiscales, viene la prensa, Venezuela no pierdas la esperanza, vamos a seguir”.

En el segundo vídeo le pide a Venezuela “que no desfallezcan, que luchen, que salgan a las calles, es hora de que seamos libres y solo ustedes tienen el poder ahora”.

En su último vídeo,  se dirige directamente a sus hijos señalando que ha hecho lo que hizo por ellos y “por todos los niños de Venezuela”. “Espero verlos algún día hijos, los amo”, dijo en tono de despedida.

En algún momento del fatídico lunes 15,  Pérez creyó en que negociar su rendición y entrega iba a salvarle la vida y la de  sus compañeros. Pero no, los 400 agentes policiales y militares que los cercaron en la vivienda de El Junquito, incluyendo a paramilitares del colectivo del 23 de Enero, no respetaron el precepto de guerra de la Convención de Ginebra, como el de no matar al que se rinde.

Hay pruebas fotográficas y de vídeos en los que se constata que Pérez fue ajusticiado con un disparo en la frente. También el miembro del colectivo del 23 de Enero, “Tres Raices” de Heyker Vásquez, recibió otro balazo de ajusticiamiento en su frente que el Gobierno presenta como uno de los dos policías muertos. Este aparece con antecedentes de haber asesinado a 5 personas.

En la Academia Militar se les ha enseñado históricamente que al enemigo rendido deben respetarle su condición humana. “Matar a alguien rendido es indigno, es nazi”, comenta un alto oficial  a la periodista Sebastiana Barraez.

Así quedó la vivienda de Pérez destrozada por el blindado de guerra

Oscar Pérez le dijo al mayor Bastardo Mendoza: “Pero nosotros no somos delincuentes, nosotros somos patriotas que estamos luchando por una convicción de vida”. En ese momento privó más la orden de aniquilar de Maduro que los preceptos de La Haya.

Maduro se dedicó luego a elogiar a los que habían liquidado a Pérez y compañía para que sirvieran como escarmiento para los futuros insurgentes. No obstante, su orden de asesinar a “plomo” al piloto se incluirá en el expediente de crímenes de lesa humanidad en La Haya.

Con el joven Oscar Pérez ha nacido un héroe de la democracia, pacífico,  guapo y valiente, sin víctimas a pesar de Maduro. El Tribunal Penal Internacional de La Haya tiene ahora la palabra.

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