Ludmila Vinogradoff el 08 may, 2019 El alto gobierno maduro-chavista se ha convertido en un “nido de escorpiones” por los planes conspirativos, que se adelantaron el pasado 30 de abril con el levantamiento militar que dirigió Juan Guaidó junto al liberado Leopoldo López, su mentor, para la fallida toma de la base aérea La Carlota, y que continúan en marcha. La Operación Libertad de los opositores tuvo que ser abortada por la doble traición que jugó el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, al echarse para atrás en los planes para expulsar a Nicolás Maduro y oponerse al presidente interino Guaidó. Previamente se había acordado todo lo contrario. En Venezuela todo el mundo está conspirando. Es el deporte nacional. “Hola chico, cómo estás?”, “bien, aquí conspirando”, es el saludo habitual. Así las cosas serias se banalizan. El general Padrino López ha jugado a dos bandas, traicionando por partida doble a los opositores y a Maduro. Con frases veladas ha reconocido que estuvo en conversaciones con los opositores al declarar públicamente que fue “una oferta engañosa, estúpida, ridícula, con esas ofertas que andan haciendo de boca para afuera… Pretenden comprarnos como si fuéramos mercenarios”, dijo mirando de reojo a Diosdado Cabello, el número dos del régimen, que no respondió con el ceño fruncido. Dice una fuente chavista que pidió el anonimato a ABC que el ministro Padrino aspiraba ser el jefe de la transición, lo que fue rechazado por los opositores. A cambio le ofrecieron el modelo chileno, de ser el jefe del sector militar como lo fue el general Augusto Pinochet, lo que le pareció “una oferta ridícula”. En la trama desvelada por el director del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), Manuel Cristopher Figuera, quien habría revelado en exclusiva al portal Al Navío que en la conspiración estaba involucrado el mismo Maduro, además del ministro Vladimir Padrino López, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno, el jefe de la Casa Militar, y de la contrainteligencia militar (Dgcim), Iván Hernández Dala, y el jefe de la Policía Nacional Bolivariana. Cristopher Figuera fue el que liberó a Leopoldo López, tras haberlo indultado Guaidó, pero tuvo que escapar rapidito de las garras del régimen porque lo iban a meter preso y torturar. Su iniciativa fue recompensada por el secretario de Estado de los EEUU, Mike Pompeo, al levantarle las sanciones que pesaban contra él y su familia. Resultó un salvoconducto invaluable, que ojalá lo tomen en cuenta los otros generales venezolanos que quieran salvar su pellejo. Después de la intentona el ejército ha quedado fracturado y dividido. Maduro ha tratado de recomponer el rompecabezas y pegar las piezas rotas, visitando los cuarteles del interior, pero ya no tiene el pegamento con el que pueda reconstruir la fuerza armada bolivariana. Su última reunión del viernes 3 de mayo con 460 generales y almirantes en el Fuerte Tiuna, que estuvieron esperando más de seis horas desarmados hasta que apareció Maduro, desencajado y nervioso, que cuando se presentó pasadas las 16 horas en la tarde pidió lealtad y que no le traicionen más nunca. En esa reunión desmintió al secretario de Estado de los EEUU, Mike Pompeo, de que tenía planes de montarse en un avión para irse pero que los rusos se lo impidieron. “Un poco más de seriedad”, reprochó Maduro a Pompeo, “eso nunca estuvo planteado”. Sin embargo, Diosdado Cabello habría maniobrado para que el plan fracasara en vista de que a él lo dejaban por fuera y era el que más tenía que perder si lo eliminaban de la vicepresidencia del Partido Socialista Unido de Venezuela y de la Asamblea Nacional Constituyente y lo entregaban a la DEA de EEUU. Pero entre los conspiradores chavistas el presidente del TSJ, Maikel Moreno, también aspiraba ser el presidente de la junta de transición. Su codicia era ilimitada, pidiendo 100 millones de dólares a cada uno por los que iba a proteger, lo que abortó el plan, según publicó Al Navío. Ahora Maduro desconfía hasta de su sombra. Ha perdido la oportunidad de lograr una salida honrosa. Por donde asome ve un conspirador. El poder bien en el palacio de Miraflores o en Fuerte Tiuna es un nido de escorpiones. Está plagado de traidores y conspiradores. Y por lo visto las conspiraciones continúan. Reemplazar al alto mando militar empezando por el ministro Padrino, quien ya lleva más de seis años en el cargo –lo normal era un año- , no es garantía de que el nuevo no le vaya a traicionar también. El futuro de Maduro luce más oscuro y difuso que una noche sin luna. política Tags conspiraciónManuel Cristopher Figueranicolás maduroVladimir Padrino López Comentarios Ludmila Vinogradoff el 08 may, 2019