En la populosa barriada caraqueña del “23 de Enero” los seguidores del fallecido presidente le han construido un altar, más bien una pequeña capilla, de 3 por 3 metros, llamada “Santo Hugo Chávez del 23”, que se ha convertido en un sitio de peregrinación religiosa.
Ante su altar la gente pone flores, reza y le prende velas. También habrá personas que le dejarán papelitos con peticiones para sanar alguna enfermedad y tal vez ayuda económica. Es lo que suelen pedir a los santos populares.
Pero los representantes de la iglesia no están de acuerdo con la idea de los chavistas de convertir a su líder en un santo, ni siquiera el padre Vidal Atencio, párroco de la Iglesia Las Mercedes en el estado Zulia, uno de los pocos curas que tiene acceso a la cadena estatal Venezolana de Televisión.
“Chávez no es un santo para prenderle una vela, evidentemente tenemos culto a los muertos y eso no se lo debemos quitar a la gente, lo que si debemos quitar al pueblo es que intenten hacer de las figuras unos santos de la noche a la mañana y tampoco se lo vamos a pedir al Vaticano”, dice Atencio.
En el 23 de Enero el féretro de Chávez, elevado a la categoría de héroe nacional, tiene un mausoleo impactante en el Cuartel de la Montaña, antes Museo Histórico Militar, donde una fría madrugada del 4 de febrero de 1992 cuando era un teniente coronel del Ejército se entregó después de encabezar un fallido golpe de Estado.
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