Todavía no han movido ficha los monárquicos. Pero en ello están. Escribe Sergio Vila-Sanjuán un libro valiente, personal y razonado. Tres generaciones de los Vila-Sanjuán (o como quieran escribirlo) que acompañan la historia de España desde Alfonso XIII a Felipe VI, sin olvidar a Juan (III), y pasando por personajes, tristemente olvidados, como Eduardo Dato y Darío Rumeu. Y tantos otros nombres y familias ilustres. No es fácil defender (hoy en día) un sistema político cuyo punto de engranaje sea la monarquía, por muy parlamentaria que esta sea. Los tiempos no acompañan. Ya se sabe, el populismo, el linchamiento, el relativismo moral… Pero Vila-Sanjuán considera que si hay debate, que lo hay, aunque menos de lo que pudiera parecer, hay que bajar al barro, remangarse. Así lo hace. Y sin olvidar los errores imputables a Juan Carlos I, el periodista de La Vanguardia recuerda la máxima de Ernst H. Kantorowicz y sus dos cuerpos del rey: el “vulnerable y falible” y “el que encarna la dignidad y la continuidad de la institución”. Pausado y elegante, el periodista, en Por qué soy monárquico (Ariel, 2020), no esconde sus preferencias políticas (se confiesa votante del PSC de Miquel Iceta) que le llevan, en más de una ocasión, a cargar contra el PP de Mariano Rajoy por su gestión durante el proceso secesionista de 2017 (creo que injustamente, ¿tendría que haber cedido a las pretensiones de los independentistas?), para descargar la responsabilidad de Felipe VI (que estuvo impecable aquel 3 de octubre). Una forma de decir que se puede ser monárquico y liberal a la vez. Sería absurdo incidir en que Vila-Sanjuán considera una historia de éxito la monarquía española (que lo es, con sus luces y sus sombras) y no hace falta recordar que esta, la nuestra, es equiparable a las del resto de Europa, que por otro lado reinan (pero no gobiernan) en países punteros y avanzados a nivel mundial. Hay que leer a este señor que dirige el suplemento cultural del diario del grupo Godó, aunque uno no esté de acuerdo con su tesis. O, precisamente, por ello.
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Daniel Tercero