Eduardo Redondo.
En el emblemático barrio de Chamberí se ubica el Colegio La Salle San Rafael, un centro que fue inaugurado el día 27 de agosto del año 1907. Durante los más de 100 años de historia que atesora, este colegio ha pasado de ser una pequeña escuela, a un centro renovado y actualizado que apuesta por el deporte como vehículo para educar a sus alumnos. Entre los años 2021 y 2022 vio la luz un nuevo proyecto deportivo que lidera su coordinadora, Eva Fernández, y que poco a poco se ha ido asentando hasta llegar a contar este curso con 190 deportivos y seis equipos inscritos en los XXXVI Juegos Deportivos de Escuelas Católicas de Madrid. El viaje de esta semana nos permite descubrir la historia de unos de los colegios más antiguos de Madrid, su proyecto deportivo y su forma de trabajar.
“En deporte tenemos 190 alumnos y nuestra forma de realizar los equipos es por edades y por cursos. Nuestro colegio tiene dos líneas y, poco a poco, estamos consiguiendo que una gran parte del alumnado practique deporte con nosotros. Cada año ofertamos dos modalidades: competición y no competición. Esto lo hacemos porque no queremos obligar a nadie a competir y, sobre todo, porque entendemos que la competición requiere de un compromiso y de una responsabilidad mayor. Esta temporada hemos inscrito tres equipos de fútbol sala y tres de voleibol”, explica la coordinadora deportiva del colegio, Eva Fernández.
Entre los años 2021 y 2022 surgió este nuevo proyecto deportivo que poco a poco ha ido creciendo y que ya se encuentra consolidado en el centro. “Cuando empezamos con el deporte yo era la única entrenadora. Poco a poco hemos ido creciendo y ahora nuestros delegados son antiguos alumnos de La Salle San Rafael o profesores que han estudiado en el Centro Universitario de La Salle. Para nosotros es muy importante sentirnos parte de la familia de La Salle, demostrar que estamos todos unidos. Este año, casi la mitad de nuestros entrenadores son universitarios de La Salle y dos o tres antiguos alumnos. Esto es vital porque conocemos a la perfección los valores del centro y somos los mejores transmisores para los alumnos”, asegura Eva.
El sueño de la coordinadora es tener, al menos, un equipo en cada categoría de la competición que organiza Escuelas Católicas en Madrid. Una competición en la que participan cada temporada. “Para nuestro centro es muy importante pertenecer a Escuelas Católicas y a su comunidad porque es una institución que nos representa. Por este motivo, también consideramos algo muy importante participar en su competición deportiva. Además, creemos que con el deporte se pueden transmitir una serie de valores que nosotros en el centro fomentamos a diario. Estos mismos valores son los que defiende la competición de ECM: el respeto, el compañerismo, el esfuerzo, el sacrificio o el trabajo en equipo. Por estos dos motivos elegimos esta competición para nuestros alumnos”, asegura.
Hablando de educación en valores, en el Colegio La Salle San Rafael tienen muy clara su manera de trabajar. “Para nosotros la transmisión de valores tiene un papel principal. Cada año, al conformar los equipos, realizamos una sesión en la que hablamos de la importancia de trabajar en equipo, de respetarnos los unos a los otros y de la responsabilidad que conlleva practicar un deporte de equipo. Tanto en fútbol sala como en voleibol, que son los deportes en los que competimos, nos gusta inculcar estas ideas al comienzo de la temporada. También trabajamos el respeto hacia los otros equipos y hacia los árbitros. En los posteriores entrenamientos del año reforzamos estos valores con una comunicación directa”, razona.
En este sentido, Eva tiene claro que es posible educar a través del deporte, siguiendo uno de los lemas de la competición. “Creo que el deporte es un gran vehículo para educar a nuestros alumnos. En cualquier entrenamiento o partido se puede enseñar algo distinto. Sin embargo, ahora estamos viendo como los problemas llegan desde la grada. Nosotros intentamos inculcar el respeto y la educación y desde fuera se están perdiendo estos valores. Por suerte, en nuestra competición pocas veces se ven comportamientos inadecuados, pero creo que tanto los entrenadores, como los árbitros, debemos ser los encargados de cortar de raíz cualquier comportamiento que se salga de la normalidad. Educación y deporte deben ir siempre de la mano”, afirma.
En cuanto a la propia competición y los motivos que llevaron al colegio a elegirla, Eva pone en valor el trabajo que realiza a diario el departamento de Deporte Escolar y Valores. “Valoro mucho las facilidades que el Departamento nos da a los colegios. La comunicación es uno de sus puntos más favorables porque es fluida y resolutiva, algo necesario para los colegios. Además, siempre están dispuestos a resolver nuestras dudas o problemas del día a día. La elaboración de calendario y las facilidades para poner los horarios en función de nuestras necesidades creo que también es algo muy positivo y que en otras competiciones no funciona de esta manera”, atestigua.
Sin embargo, coincide con muchos de sus compañeros en que el protocolo de lluvia es uno de los puntos a mejorar. “Creo que para la temporada que viene habría que cambiar el protocolo de lluvia. Cada vez que llueve para mí es una pesadilla. Por desgracia, nosotros no tenemos campo cubierto y creo que habría que pensar alguna alternativa”, propone.
Para conocer mejor a nuestra protagonista de hoy, Eva nos habla de sus inicios en el colegio y de cómo compagina su labor como coordinadora y como profesora. “Cuando empecé en La Salle San Rafael no era profesora del centro, sólo coordinadora y entrenadora. En mi caso el deporte me sirvió para entrar a formar parte del claustro de profesores. Yo estudié en el centro universitario de La Salle y realicé la mención de Educación Física. Uno de los profesores era el coordinador de deportes del colegio y me ofreció entrenar el primer equipo de voleibol. Al principio no disputábamos ninguna competición. Un año más tarde conseguimos inscribir mi equipo y otro de fútbol sala. Después de mucho trabajo, esfuerzo y dedicación hemos crecido y nuestra idea es seguir luchando por seguir creciendo.
Nos encantaría poder llegar a tener un equipo en cada categoría, incluso en baloncesto, deporte en el que ahora tenemos una pequeña escuela. Gracias al esfuerzo y a la constancia en el día a día hemos pasado de tener un equipo en 2021 a seis ya compitiendo y muchos otros sólo entrenando. Formar parte ahora del claustro y ser tutora me permite tener una comunicación más directa y una relación mejor con los alumnos”, concluye.
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