El Valle’ de Valdebernardo, en el origen del colegio y del club deportivo

Eduardo Redondo.

En el distrito de Vicálvaro se encuentra ubicado el madrileño barrio de Valdebernardo y en su valle, a 600 metros de altitud, un grupo de profesores decidieron en el año 1999 conformar un nuevo centro educativo. Provenientes del colegio Santo Ángel, este grupo de docentes decidió aprovechar la situación geográfica de las instalaciones para dar nombre a su proyecto. De esta manera, nació el Colegio ‘El Valle’. Emilio Hurtado fue el máximo exponente de este proyecto que tenía tres pilares fundamentales: la educación, el deporte y la felicidad de todos sus profesores y trabajadores. La actividad física empezó a ganar protagonismo y desde el colegio decidieron crear el Club Deportivo ‘El Valle’ con el fin de fomentar y desarrollar las actividades deportivas extraescolares entre los alumnos. Desde entonces, el crecimiento ha sido imparable hasta tener más de 4.000 deportistas inscritos, de los cuales 240 participan esta temporada en los Juegos Deportivos de Escuelas Católicas de Madrid (ECM). Por segunda temporada consecutiva, los responsables del Club han confiado en la competición para inscribir un total de 20 equipos en las modalidades de fútbol sala y voleibol. Esta semana nos trasladamos hasta el origen del colegio y del club para conocer su historia, su evolución y su manera de trabajar en la actualidad.

Allí nos reciben Javier Tamará, responsable de la sede de Valdebernardo y profesor del centro desde hace 25 años, y Fernando Vanvolsem, coordinador de la sección de baloncesto del Club, que nos cuentan de dónde surgió el colegio que ahora es su casa. “En el año 1999, un grupo de profesores que venían del colegio Santo Ángel tomaron la iniciativa de formar un colegio nuevo aquí, en Valdebernardo. Decidieron ponerle Colegio ‘El Valle’ porque este centro se encuentra en un valle a 600 metros de altitud y formaron una cooperativa. Emilio Hurtado fue el máximo exponente de este proyecto y él tenía tres pilares: la educación, el deporte y la felicidad de todos sus profesores y trabajadores. A raíz de este proyecto empezamos a crecer y el deporte se ha convertido en un pilar fundamental. Yo, que llevo 25 años aquí, recuerdo los inicios y todo ha cambiado mucho. Es digno de elogio ver cómo era esto cuando empezamos y hasta dónde hemos llegado ahora”, recuerda Javier Tamará, responsable de la sede de Valdebernardo.

Un total de seis equipos ha inscrito en la competición ‘El Valle’ de Valdebernardo esta temporada. “En esta sede tenemos equipos de baloncesto y de fútbol sala en la competición que organiza Escuelas Católicas de Madrid. Desde aquí, quiero dar las gracias a los organizadores por acogernos la temporada pasada y darnos la oportunidad de participar en su competición. Como ya he dicho, nuestro colegio tiene tres pilares fundamentales y el deporte es uno de ellos. Por este motivo, desde el Club Deportivo fomentamos mucho la participación de todos nuestros alumnos en los equipos. Anteriormente hemos participado en los Juegos Municipales y en Federación, pero quisimos darle un poco más de caché a los equipos participando en una competición más atractiva”, explica Tamará.

Como responsable de la sección de baloncesto de todo el Club, Fernando se encarga de organizar los equipos, los horarios de entrenamiento, las pistas y los entrenadores. “La gran mayoría de los deportistas de esta sede son alumnos del colegio. Por este motivo, la confección de los equipos la realizamos pensando en ellos. Nosotros no somos de confeccionar los equipos por nivel y lo que buscamos es un deporte más educativo”, asegura Vanvolsem.

Después de la experiencia del año pasado, nuestros protagonistas de hoy ya tienen una opinión formada de la competición. “Me gustaría destacar el papel que realiza el estamento arbitral. Como punto de mejora, entendemos que son personas jóvenes que se están formando, pero sí que echo en falta un poco más de comunicación con los jugadores y los delegados. Que expliquen sus decisiones e interactúen un poco más para conseguir un papel más formador por parte de los árbitros. A nivel de competición, yo creo que el nivel es bueno y la oferta de partidos también. Es cierto que se podría empezar antes y terminar más tarde para ampliar el número de jornadas, pero creo que en esto no todos los colegios estarían de acuerdo por motivos de organización”, propone el responsable de la sede.

Sin embargo, su compañero Fernando, árbitro de baloncesto, se muestra más satisfecho con el nivel arbitral. “En mi opinión, el nivel de los árbitros de Escuelas Católicas no se diferencia mucho con el nivel de la Federación. El aumento de las competiciones está provocando que cada vez los árbitros sean más jóvenes e inexpertos y esto es algo con lo que debemos convivir por el bien del deporte. En lo que sí coincido con Javier es en su propuesta de empezar antes. También propondría a la organización volver al antiguo formato de la Jornada de Clausura en el que los dos primeros de cada categoría y deporte se enfrentaban en un partido de exhibición. Este era un gran escaparate justo antes de la entrega de trofeos que, además, servía para promocionar la competición y su buen ambiente”, recuerda el coordinador de baloncesto.

Si antes hablábamos de los pilares del Colegio, la transmisión de valores a través del deporte es el pilar principal de los Juegos Deportivos de ECM. En este sentido, el Club Deportivo también apuesta por una labor fundamentalmente educadora, complementaria de la del colegio. “Nosotros tenemos unas normas muy concretas para nuestros equipos. Es obligatorio que todos los jugadores jueguen y que lo hagan en ambas partes. Por otro lado, no damos demasiada importancia al ganar, como sí se la damos al participar y siempre insistimos en los valores que imprime la práctica deportiva entre nuestros jugadores, entrenadores y familias. Creo que este es un aspecto que se estila dentro de la competición de Escuelas Católicas y que nosotros desarrollamos”, razona Javier.

“Una manera muy nuestra de trabajar es estableciendo un portavoz de cada equipo que nos sirve de nexo entre el entrenador, la dirección deportiva, las familias y los profesores con los que mantenemos contacto para poder alinearnos con los valores del centro y trabajar todos en el mismo sentido. Un padre o madre actúa como eje principal sobre el que sustentamos el equipo. De esta manera, implicamos a las familias y realizamos una extensión de la educación del colegio en el deporte. Estos portavoces tienen línea directa con los coordinadores para canalizar la formación”, añade Fernando.

Con tal volumen de jugadores y equipos la búsqueda de delegados se vuelve una ardua tarea que cada temporada realizan desde la dirección deportiva del Club. “Nosotros intentamos buscar a personas internas del Club, antiguos alumnos, antiguos jugadores, familiares o personas cercanas para crear una bolsa interna de entrenadores a los que damos formación interna para desarrollar su labor siguiendo nuestros criterios y valores”, comenta Vanvolsem.

“A todos nuestros entrenadores les pedimos una formación previa, ya sea específica en el deporte o como docentes. Nosotros intentamos seguir esta línea de trabajo y, si alguna vez contratamos a una persona sin titulación, rápidamente la invitamos a realizar el curso de formación correspondiente”, añade Tamará.

Un ejemplo de esa cantera de entrenadores es Juan Carlos Lavandeira, entrenador de baloncesto del Colegio ‘El Valle’ de Valdebernardo. “Creo que los Juegos de ECM son una competición muy bien organizada. Es bonito cada semana visitar un colegio nuevo y para las niñas es enriquecedor conocer jugadoras de su misma edad de otros centros educativos. A nivel arbitral, es de agradecer la buena voluntad que ponen siempre los árbitros. Creo que es fundamental que sepan parar el juego y explicar a los jugadores sus decisiones. Este papel formador se puede ver cada fin semana y creo que es un valor añadido”, asegura el entrenador.

Con más de 25 años de experiencia en el fútbol sala, Javier Tamará ha pasado por diferentes facetas y multitud de equipos: “Aún recuerdo la victoria, en mis inicios como entrenador frente al Colegio ‘El Valle’ con Javier Pulido, hoy presidente del club, en el banquillo rival”. De ahí, saltó a nivel profesional a Inter Movistar de segundo entrenador, desarrollando desde entonces una gran carrera. “Además, en la federación me encargo de impartir formación para formadores. Tantos años en este deporte me han permitido conocer a mucha gente y tener buenos amigos”, concluye Javier.

“En mi caso, llegué de casualidad. Hace cuatro años, unas antiguas jugadoras mías se quedaron sin entrenador a última hora y aquí me recibieron con los brazos abiertos. Por diferentes circunstancias del club, me tocó asumir la dirección deportiva de baloncesto y, después de cuatro años, aquí sigo en el que para mí es el mejor club de Europa. Dicen que es el Real Madrid, pero para mí es ‘El Valle’ y seguiré aquí tantos años cómo me puedan aguantar”, asegura entre risas Fernando.

Para terminar, ambos aprovechan esta oportunidad para agradecer a toda la estructura de los Colegios ‘El Valle’ y a la Fundación Emilio Hurtado, que desde hace ya más de 25 años hace posible que el deporte siga siendo una arteria más de la educación y los valores de los alumnos, que les permitan desarrollar su pasión en las mejores condiciones.