Lionel Messi ha vuelto a ganar el Balón de Oro. Es su número 5, pero la primera ocasión en la que acude dejando atrás sus extravagantes smokings de colores o lunares.
Messi nunca ha sobresalido por su estilo al vestir, aunque en esta ocasión ha querido acudir con un atuendo discreto y apropiado.
Cuando a uno lo premian por ser el mejor, nada más adecuado que acudir a recogerlo sin grandes alharacas.
La emisión en directo de la alfombra roja del fútbol desde el Kongresshaus de Zúrich mostraba hoy varios cambios de estilo.Messi ha dejado atrás los smokings de Dolce & Gabbana de otros años, que no por ser más caros son más correctos. Este año iba de negro y sin ningún detalle sobresaliente. Un balón de oro más discreto.
Destacó Cristiano, que se siente más cómodo en temas de moda: su smoking era azul muy oscuro, elegantísimo, como los que solía llevar el duque de Windsor.
El portugués incluyó un pañuelo con tres picos en el bolsillo superior de la chaqueta, otro detalle que le dio cierta prestancia. En cualquier caso, su físico, su aura y su mayor facilidad al hablar superaron a La Pulga. En todo menos en el premio.
Y es que Messi no está muy cómodo en temas de vestir. Hace poco, en su visita a Gabón, la opinión pública y los gobernantes se quejaron al ver llegar a la estrella vestida en bermudas vaqueras y camiseta, cuando se había organizado una comitiva de recepción perfectamente vestida con el traje de chaqueta occidental, a pesar de los más de 40 grados reinantes. El lío fue morrocotudo. Se trata de normas básicas de respeto, que si no se conocen, se pueden preguntar.
“Messi vino a Gabón sucio y sin afeitar: solo le faltó tirarnos cacahuetes. Esto no es un zoo”, protestaron los miembros de UPG, partido político en la oposición.
Es por ello que los contratos publicitarios de Messi suelen ser con bebidas sin alcohol, o marcas de gran consumo.