La campaña mediática montada por Valentino y su cohorte de periodistas ítalos que han vivido de su mito durante veinte años ha llegado al extremo que se temía: un niño español con síndrome de Down, campeón en el Europeo de Natación para Jóvenes, fue abucheado en Italia. Rossi es culpable de este ambiente de odio por una sencilla razón: él fue quien se mostró de manera antideportiva, punible, contra Márquez, en Malasia, y ahora parece que quien encerró en una curva al otro piloto fue Márquez. Ahora parece, con esa campaña de los medios italianos, que quien tocó el freno de la moto de un piloto hasta que se cayó fue Márquez a Rossi, y no al revés. Ya está bien.
Me decía ayer un profesional del Real Madrid que no es verdad la famosa frase de los nazis: una mentira contada mil veces se convierte en una verdad. Me decía el profesional del club blanco que una mentira contada mil veces no deja de ser una mentira y es una mentira. Se refería al hipotético enfrentamiento entre Benítez y Cristiano, que es inexistente. Lo mismo sucede ahora con el caso de Rossi. El italiano encerró y tiró a Márquez en Sepang y solo eso mereció una suspensión de dos carreras. No se le sancionó como dice el Reglamento, se rebajó el castigo y ahora, de aquellos barros tenemos estos lodos. Pero no podemos admitir que Valentino haya tergiversado la realidad y que ahora sea Márquez el acusado de antideportivo.
Lo que debería haber hecho Rossi ya es manifestar públicamente su aplauso al niño español con síndrome de Down. No ha hecho nada. Solo se preocupa de sí mismo y nada más. No ha utilizado su maquinaria mediática, que tiene preparada y firmes, arrodillada a su gusto, para decir que Italia aplauda al niño español. Márquez y Lorenzo han lamentado estos hechos. De Valentino no se escucha nada. Sí sabe, no contesta.
Otros temas Tomás González-Martínel