El Gran Premio de Valencia de Motociclismo del próximo 10 de noviembre será histórico. Márquez y Lorenzo se disputarán el título de MotoGP en un combate de leyenda. Alex Rins, Luis Salom y Maverick Viñales se jugarán la corona de Moto3 en una cita irrepetible. Tres pilotos de un mismo país luchando en la última carrera por la corona de los canteranos. Nunca había sucedido una cosa así en la historia del Mundial, que nació en 1949.
El éxito de Rins, el último producto de la nueva hornada, es un reflejo de la potencia de la cantera española de las dos ruedas. Viñales ya había explotado antes, con su precocidad insultante. Salom es el más veterano. En la tercera categoría solo lucen los pilotos españoles,. La cuarta vía es Márquez, el hermano de Marc.
El dominio hispano es total en las tres cilindradas, pero especialmente en la tercera. Los mejores pilotos que surgen desde abajo son de nuestro país. Somos una nación que casa con el motociclismo. Un campeón requiere ingenio, calidad, chispa, arrojo, riesgo y valentía. Es nuestro carácter, sí. Estamos hechos para ganar en motociclismo.
Como sucedió en el penúltimo gran premio de Moto3, la afición ya cuenta con las caídas que se producirán en la carrera definitiva. Los tres no terminarán de pie en el circuito de Cheste. Se la van a jugar a todo o nada. Quien triunfe en la carrera será campeón. Es nuestra forma de ser, jugárnosla en busca de la gloria. Nada de reservarse. No es lo nuestro.
En MotoGP, Márquez sí puede utilizar la calculadora. Siendo cuarto es campeón. Pero el ilerdense no sabe correr así. Quiere subir al podio y, si es posible, rematar el Mundial con victoria para convertirse en el debutante de MotoGP más grande de la historia de este deporte. Habrá pelea. Lorenzo necesita vencer para sumar su tercer entorchado de MotoGP. Apretará las clavijas a Marc, en busca de provocar el error del pupilo de Alzamora. ¡Qué pena que solo uno de los dos pueda ser campeón!
Otros temas Tomás González-Martínel