Rossi ha calentado el Mundial desde que no supo perder el anterior en Valencia, hace siete meses. El italiano ha provocado la agresividad general contra Lorenzo y contra Márquez, al que tiró al suelo por ganar el título en la penúltima carrera de 2015, y los dos pilotos españoles están pagando desde entonces una indignante campaña lanzada por el piloto italiano para convertir su vergonzosa actuación contra Marc en una provocación del ilerdense contra él. Jorge ganó el campeonato y sus ataques contra Márquez se extendieron al mallorquín porque sabe que es su gran rival interno en Yamaha desde el año 2008. Ahora, los dos españoles viajan a la tierra de Valentino para disputar el Gran Premio de Italia y serán protegidos por seguridad privada para evitar que los locos que se creen todas esas campañas mediáticas tan burdas como interesadas intenten una agresión contra los dos campeones hispanos.
Márquez y Lorenzo, actual líder del Mundial, han sido amenazados de muerte desde hace muchos meses por culpa de Valentino. Para ellos es desagradable este viaje. Soportarán silbidos, insultos y esperemos que nada más grave en toda su estancia en Italia. Cada entrenamiento será un suplicio antideportivo. Y la carrera se convertirá en un infierno. Los italianos crean habitualmente este feo ambiente para que sus pilotos compatriotas arriesguen al máximo y los rivales extranjeros echen el freno y no busquen el codo a codo. Lorenzo y Marc deberán codearse porque la corona se disputa en cada gran premio. Y Rossi correrá al límite, agresivo, para aprovecharse de la situación.
Lorenzo ha ganado anteriormente en el Gran Premio de Italia y siempre ha sido pitado. Ahora será abroncado. Márquez sufrirá un maltrato similar o peor. La organización del Mundial no ha pedido públicamente a Valentino que rebaje una tensión generada por él desde la penúltima carrera del año pasado. Solo él la ha creado, alimentado y engordado. Sería bueno que la deportividad hubiera surgido del propio Rossi hace demasiado tiempo. pero a Valentino la palabra deportividad le suena a gaitas. Siempre ridiculizó y menospreció a sus enemigos, de Biaggi a Gibernau pasando por Stoner, Márquez y Lorenzo. Nunca ha respetado a quienes son mejores que él. Se le ve mucho el plumero. Siempre respeta a los que no le hacen sombra, qué casualidad. Y ahora le interesa mantener esta agresividad contra los dos campeones españoles para reducir su desventaja de calidad frente a ellos, que es evidente, a fuerza de crear un entorno tenso, agresivo, áspero, donde él se siente a gusto, con la mayoría de los aficionados a su favor gracias a su poderío mediático.
Fue penoso que en el Gran Premio francés de Le Mans, que no tiene vela en este entierro ítalo-español, los aficionados galos aplaudieran la caída de Márquez como si hubiera caído Hitler. hasta este punto ha llegado el engaño de Valentino, que cuando tiró a Marc por el asfalto fue criticado hasta por la prensa italiana, para cambiar las tornas dos días después cuando Rossi vio las constantes acusaciones contra él, que aniquilaban su mito, y dijo que el español le estuvo provocando toda la carrera. Para el italiano, adelantarle es provocarle. Está muy mal acostumbrado a que los contrarios se quiten de la pista para que pase el viejo señor. Así sucedió en la última prueba del año pasado, en Valencia, cuando los pilotos le rendían pleitesía y le abrían camino para que pudiera ganar el Mundial. Eso si que era una vergüenza. Claro, Márquez y Lorenzo no le permitieron ni acercarse a los dos primeros puestos. Son chicos muy malos. Por eso ha incendiado este infierno para que los dos españoles lleguen a Italia pensando más en su seguridad vital que en motociclismo. Es su única posibilidad de ganarles.
Así se las gasta el que muchos creen que es el mejor piloto de la historia. ¡Por favor! Agostini no era así. Conquistó quince títulos y ganó 123 carreras sin generar conflictos de trascendencia mundial contra sus rivales. Haylwood tampoco era así. Rossi, bambino, para ser el mejor de la historia hay que serlo dentro y fuera de la pista. Y usted no es un gran campeón. No es un ejemplo para los niños, ni para la juventud. Los codazos que le dio a Lorenzo cuando el español le quitó el anterior título también fueron un espejo de lo que usted realmente es. Yamaha le castigó entonces ¿o no lo recuerdan? Usted es un show, que es muy distinto, no un ejemplo. Por eso interesa comercialmente que usted siga en el cotarro. Como dijo Jarvis, portavoz de Yamaha, hace unos días, Rossi vende más motos que Jorge, aunque no gane el Mundial, y por eso prefieren continuar con el italiano y renovarle antes que al mallorquín. Despreciaron al triple campeón, Lorenzo. Y Jorge se ha marchado a Ducati después de escuchar de Valentino esta falacia: “Hay que tener huevos para marcharse a Ducati”. Los ha tenido. El italiano se fue a Ducati en 2011, precisamente, porque no podía soportar que Jorge le hubiera ganado el Mundial 2010 con una moto M1 creada por Valentino. No tien huivos para.
Usted, Rossi, es un antiguo campeón que va con la guadaña, dentro y fuera del asfalto. Codazos a Jorge, patadas a la Honda de Marc y declaraciones falsas para incendiar la situación y salvar su pellejo y su mito. Le hemos calado. No tiene ni punto de comparación humana con su compatriota Agostini, a quien usted quería empatar a ocho títulos de MotoGP hace unos meses. Pues no pudo ser porque Lorenzo era y es el mejor, mire usted por dónde. No asimiló esa derrota. Ahora desea alcanzar los 123 triunfos de Giacomo. Lo consiga o no, Agostini es mucho mejor que usted en todo. Y no pega codazos a sus compañeros de equipo. Esperemos que los locos que usted alimenta con sus mentiras no hagan nada en Italia a los dos españoles. Si quiere, hasta los dos se retiran de la carrera para que usted gane y pueda controlar su ego desatado. Que Dios os bendiga, Jorge, Marc, porque Rossi ha puesto el fuego del infierno a vuestro lado. Mirad debajo del motorhome por si acaso.
Otros temas Tomás González-Martínel