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Blogs Vendiendo Motos por Tomás González-Martín

Cuando Valentino y Biaggi se pegaron a casco limpio

Tomás González-Martínel

Parece una huida hacia adelante. Valentino demostró una enorme antideportividad al querer enjaular a Márquez en una curva del circuito para que no le superara. Para que se parara el motor. Para frenarle como sea. Solo esa acción, sin entrar a si hubo o no patada de Rossi o si hubo o no cabezazo anterior de Marc, es suficiente para mostrarle bandera negra y para castigarle con uno o dos grandes premios de suspensión. Dirección de Carrera solo le sancionó con tres puntos de carné, que sumado al que ya tenía sumaron cuatro y supuso el veredicto de salir el último en la cita decisiva de Valencia. Ahora, el italiano ha acudido al Tribunas de Arbitraje del Deporte, el TAS, con sede en Lausana, para que el rebajen o retiren el castigo. Si él mismo admitió que no fue correcto al arrinconar a Márquez en la pista, su Apelación parece un intento más de limpiar su nombre después de sufrir los peores momentos de su vida en una semana que ha destrozado su imagen por su mal comportamiento.

Valentino tiene claro que su nombre está marcado y ahora juega con el apoyo de sus seguidores para salvar su dignidad. Las demostraciones de apoyo por las redes sociales suenan a campaña organizada desde toda la prensa italiana, que ha pasado de publicar una frase lapidaria “Así no, Vale” a defenderle a capa y espada y a justificar su actuación en un cabezazo previo de Márquez que le hizo estirar la pierna y golpear al español, aunque no fuera una gran patada. Miren, insisto: la patada es lo de menos, lo grave es el arrinconamiento de un adversario, que significa una sanción grave según el Reglamento. Y no la hubo.

La campaña nacional e internacional de apoyo a Rossi es tal que muchos italianos y seguidores de VR46 entran en el blog de Márquez y le insultan de manera grave. Con las mismas palabras que Rossi empleó contra el ilerdense en los pasillos de Dirección de carrera en Sepang.

Es increíble esa faz de ídolo que Rossi ha creado de sí mismo durante veinte años. Con su sonrisa ha conseguido históricamente que casi todos le perdonen sus faltas, porque cae bien a los espectadores. Cuando quien le soporta es un piloto, sucede todo lo contrario. En la oscuridad de la privacidad, donde el aficionado no llega o no quiere llegar para no perder a su mito, Valentino ha sido muy desagradable, chulesco. Esto lo digo en primera persona: yo le he visto mofarse de Stoner, que se encontraba a cinco metros, ante la prensa italiana que siempre le ríe las gracias. Y Casey se daba cuenta. Con Lorenzo, Gibernau y Biaggi también ha sido insultante.

Recuerdo muy bien la pelea que Rossi y Max mantuvieron en las escaleras del podio de Montmeló hace una década. Los dos se liaron a golpes de casco mientras sus ayudantes intentaban separarles. Rodaron por las escaleras. Álvarez, presidente de la Federación Motociclista Española en esa época, fue testigo de un combate a “cascazos” que se acabó al salir al podio. Valentino cambió su imagen de boxeador por la de sonriente en un segundo ante un público tan inocente como entregado.

Fue tan incruento el duelo, que Biaggi salió a la sala de prensa con una toalla del Circuito de Montmeló, con las letras grabadas en rojo, y creímos que eran sangre. Al final de la rueda de prensa la toalla de Biaggi se quedó en la silla. Esto lo cuento en primera persona: yo, situado en la primera fila de periodistas como redactor de ABC, salí corriendo a por ella como no lo he hecho más en mi vida para llevármela y hacer fotos de la sangre como prueba del escandaloso comportamiento de los dos italianos. Mi gozo en un pozo, para risas de mis compañeros. No era sangre, era el color de las letras. Me traje la toalla a ABC. Escribí dos páginas extraordinarias de un combate en tres asaltos, como si fuera boxeo. Y el presidente de la Federación Motociclista Española dijo ante ABC que la pelea fue bochornosa, vergonzosa. Estaba sorprendido por la violencia de la lucha de egos por ser el mejor de Italia y del mundo. Era la peor imagen que había visto en su trayectoria como dirigente. No se les sancionó. Der aquellos barros vienen estos lodos. Se permite todo. Si no hay denuncia, no se castiga. Los dirigentes del Mundial lo sabían y callaron. Así nos va y ocurre luego lo que ocurre.

Stoner ha definido perfectamente a Rossi: “Su ambición supera su talento”. Quiere decir que por ganar es capaz de todo. Y es verdad. Lo hizo contra Gibernau, contra Biaggi, contra el propio Stoner, contra Lorenzo, al que pegó un codazo en 2010, y ahora contra Márquez. ¡Qué casualidad! Lo ha hecho contra todos los que le plantaron cara. La diferencia es que Sete y Max no pudieron con él, pero Stoner le ganó el Mundial 2007 (en 2011, Rossi no fue enemigo); Lorenzo le superó con los títulos de 2010 y 2012; y Márquez le ha derrotado en los dos últimos años. Ahora, Jorge ha vuelto a apretarle las clavijas. Y Rossi ha explotado contra Márquez de manera dialéctica y finalmente en la pista. Aquellos barros, sus acusaciones sin sentido del pasado jueves para atacar a Márquez,, trajeron estos lodos. Y el italiano, ídolo de masas, ha embarrado su imagen para siempre.

Repsol, el mayor inversor de patrocinio en el Mundial, pide a la organización la estipulación concreta de hechos y castigos en el Reglamento para impedir que sucesos como los sufridos en Sepang puedan salir tan baratos. Que los integrantes de Dirección de carrera no puedan decidir un día que por arrinconar a un rival en una curva y pararle no se le suspenda a Rossi y que si esto lo hace Barberá se le suspenda por tres carreras. Repsol amenaza con marcharse del campeonato.

Mientras, Valentino acude al TAS como si él fuera la víctima de lo ocurrido. Ese apoyo incondicional a Valentino por sus gracias ante la televisión implica que pueda revertir todo lo que sucede. Ahora parece que Márquez fue el culpable. la insistencia de Valentino y sus ayudantes para bloquear las redes sociales es insaciable, como su ambición. Pero una imagen vale más que mil palabras. Ver al campeón eterno encerrar a un adversario para poder ser tercero es penoso. Rossi, quien te ha visto y quien te ve. Es mejor perder con dignidad, con el pecho por delante ante las flechas, que decía el Mono Burgos, a que te peguen el flechazo por el culo, huyendo. Tu aura, Valentino, seguiría hoy intacta, incluso se habría agrandado, si en Sepang hubieras sido cuarto, por detrás de Márquez. Ahora, por muchas redes sociales que controles, tu imagen se ha roto.

Si tenías tan clara la injusticia, Valentino, ¿por qué acudes el último día al TAS? Porque has esperado a ver como respiraba el mundo del motociclismo, tras tu acción antideportiva, para tomar decisiones. Tarde y mal, Rossi. Y el papelón de Jim Jarvis y Yamaha defendiendo lo indefendible es el colmo. Lorenzo también es Yamaha. El título lo ganará un piloto de la escudería. Pues no lo parece, Jarvis. A ti también te lo digo: quien te ha visto y quien te ve. Tu fichaste a Jorge para Yamaha. Te respondió con dos títulos, en 2010 y 2012. Magnífico. Y ahora te sumas de forma surrealista al apoyo a Valentino. Claro, la cosa está muy mal, el trabajo escasea y hay que congraciarse con el ídolo de masas. Que la cosa está bastante achuchada, que diría una finolis.

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