Casey Stoner es único. Un campeón diferente, ajeno a lo políticamente correcto. Es como Mourinho. No mete el dedo en el ojo pero si mete el dedo en la herida del motociclismo. Critica las CRT, como todos los pilotos oficiales de marca, pero el australiano lo hace con acritud, señalando que esas máquinas de segundo nivel para llenar la parrilla son otra vuelta de tuerca más de Dorna para mantener un negocio que no piensa en el piloto. Bautista le ha contestado bien en ABC: los pilotos no corren lesionados por obligación, todos quieren salir a la pista. Casey justifica su marcha del campeonato por esa falta de respeto al hombre que se monta en una máquina. La verdad es que su decisión se fundamenta en su deseo de vivir con su mujer y su hija después de quince años de viajes por el mundo. Dice que se retira en noviembre. pero ya avisa que el año próximo correrá alguna carrera como invitado. Se le han visto sus pretensiones. Lo que no quiere es rodar 245 días por el mundo, pero sí hacerse dos o tres grandes premios para matar el mono. Porque sabe que tendrá mono de moto. Un doble campeón del mundo no se va sin mirar atrás. Otros profesionales del sector advierten que dentro de uno o dos años, cuando cambiar pañales ya le huela peor, pensará en regresar al circuito. Es posible. Pero el hecho de comentar ya que pedirá tarjeta de “will card” en 2013 para competir es un dato que refleja las sensaciones que ha vivido nada más anunciar su adiós. Será un hasta luego. Que los pañales, al cabo de unos meses, cansan más que el box.
deportes Tomás González-Martínel