Valentino piensa correr dos o tres años más. Quiere rubricar su carrera por la puerta grande. Ganando carreras y aspirando al título. Quien sabe si consiguiéndolo. Y el italiano sabe que la mejor opción para volver a ser competitivo es conseguir en 2013 una Honda oficial en un equipo privado montado específicamente para él. Porque es muy difícil que Lorenzo abandone Yamaha. Rossi ha demostrado que puede luchar por las victorias si posee una mecánica válida. Lo ha dejado claro con Ducati cuando la lluvia ha igualado las situaciones. Y los dirigentes de Honda Racing Corporation han declarado que otorgarían a “Vale” una Honda siempre que militara en otro equipo que no fuera el HRC. Carmelo Ezpeleta, responsable del Mundial, sería feliz con esta noticia. VR46 podría obtener una moto oficial, con todas las mejorías mecánicas que reciba el equipo matriz, pero con patrocinadores y colores diferentes. Sería una realidad similar a la que vivía Simoncelli, que montaba una moto como las de Stoner y Pedrosa, con las mismas evoluciones técnicas, pero en la escudería San Carlo Gresini. El número 46 necesita una máquina de verdad para volver a estar en la batalla con Lorenzo y Pedrosa. A su edad no puede perder más el tiempo. Por mucho que desarrolle la Ducati este año, no alcanzará el nivel de las monturas japonesas. El año que viene hace falta que el bambino vuelva a la guerra por los podios y los himnos. Honda, que terminó muy mal con él hace ocho años, acepta cederle una moto en beneficio del campeonato. Del espectáculo. De todos. De la misma fábrica. Al ídolo de masas solo le faltaría comenzar su andadura en MotoGP con tres títulos en HRC y acabar su trayectoria con una corona a lomos de la misma marca.
deportes Tomás González-Martínel