Hace los mejores cronos de la pretemporada y habla como si lo conseguido no fuera tan importante. Supera a Lorenzo en los tres días de entrenamientos y no utiliza su liderazgo para declarar la guerra psicológica contra Jorge. Se llama Dani Pedrosa y los golpes que ha soportado desde que ascendió a MotoGP le obligan a ser prudente. Lo es porque la veteranía es un grado. Es el más rápido, rueda como un robot, pero sabe que el mallorquín se ha quedado a unas décimas que puede eliminar por pilotaje, por sabiduría en la pista. El bicampeón del mundo de MotoGP será su gran rival una vez más. Y le respeta demasiado para hablar demasiado.
Dani le respeta porque admite que el balear es un artista a la hora de la verdad. Le respeta porque el campeón vigente tiene esa tenacidad para saber ser segundo en diez carreras sin arriesgarse a ganar o a caerse. No se la juega nunca si no es necesario. Así conquistó el título 2013, el segundo de su palmarés la categoría reina, el cuarto de su trayectoria profesional. Dani sería incapaz de aguantar durante diez grandes premios en una segunda posición. Por eso, su superioridad en los ensayos no es decisiva. Y Yamaha también prepara la imposición del cambio automático en la moto de Lorenzo, un hecho que igualaría la desventaja técnica que ahora siente el número 99. Lo más bonito es que los españoles disfrutamos una vez más de poseer a los dos favoritos a la corona. ¿O son tres, Márquez?
deportes Tomás González-MartÃnel