Lorenzo y Valentino. El rigor y la clase. La fuerza mental y la sabiduría. La valentía y el descaro sobre una moto. Los dos enemigos a muerte de las temporadas 2009 y 2010 vuelven a compartir brillantez en el Mundial. El motociclismo necesita reavivar esta gran guerra, ahora que Stoner se rinde y deja la pelea para los otros gallos del corral.
Jorge recuperó el liderato de la categoría reina con la exhibición que solo puedan dar los campeones. Rossi volvió a lucir su calidad en una demostración de que su aura de ganador permanece indemne. Su edad, 33, no es problema. El dilema es su Ducati.
En le Mans, el agua igualó el poderío mecánico y el italiano derrotó a Pedrosa, mareó a Casey y se encaramó al segundo cajón del podio. Solo el mallorquín fue mejor que él. Lorenzo fue su sucesor. El único hombre capaz de echarle de un equipo. El español es el piloto más fuerte del campeonato. Su seguridad da miedo. Respeto. Rossi sabe que es al único enemigo que no pudo engañarle con sus regates dialécticos.
El espartano vuelve a mandar en la categoría de los grandes. Y Dorna asume que Rossi necesita moto para que el mundo disfrute de la revancha de ese gran combate.
deportes Tomás González-Martínel