Faltan diez días para el comienzo del Mundial de Motociclismo y el favoritismo de Lorenzo se consolida paulatinamente. Se le considera al mismo nivel que Pedrosa, aunque la moto de Dani sea mejor. Es su entrega sacrificada sobre la Yamaha para sacar rendimiento a la máquina la que fundamenta ese sentimiento. Esa dedicación enfermiza por obtener una centésima de donde no la hay define a los campeones.Hay un lema en los viejos mentideros del “paddock”, que son como los de Fleet Street en Londres, rancios y certeros: “Rossi vendería a su madre por ganar una décima”. Es cierto. Y Jorge trabaja días y noches para limar dos décimas ante la superioridad técnica de la Honda de Pedrosa. Esa labor le ha acercado a los registros de su compatriota. Y el mallorquín cuenta con otro arma: en carrera, a la hora de la verdad, en la lucha codo a codo con adelantamientos, no hay nadie más competitivo que él. No es lo mismo hacer tiempos en vueltas sin oponentes que pelear con ellos. Ese es el plus que sustenta la candidatura del balear a renovar el título.
La Honda de Pedrosa ha marcado la pauta en muchos momentos de la pretemporada, pero la seguridad que demuestra Lorenzo es inquietante para su enemigo natural. Márquez observa los toros desde la barrera, a lomos de otra Honda oficial, y afirma que los dos, Jorge y Dani, son los aspirantes al cetro en igualdad de condiciones. No asegura que su compañero de equipo sea el primer favorito. El respeto que se ha ganado el bicampeón del mundo de MotoGP es enorme. Su manera de soportar los ataques de su eterno rival el año pasado, hasta adjudicarse la corona, es admirable. La pelea por el cetro será apasionante. El piloto robot frente al competidor nato.
deportes Tomás González-Martínel