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Blogs Vendiendo Motos por Tomás González-Martín

Jorge Lorenzo enseña el “uno”

Tomás González-Martínel

 

Es el piloto más combativo que he visto en mucho tiempo. Sumar calidad, estrategia, inteligencia, cerebro y esfuerzo en un mismo campeón es muy difícil. Lorenzo aprendió a fusionar todas esas virtudes para erigirse en un “número uno” de verdad. Las caídas, por querer vencer siempre, fueron lecciones para saber convertirse en un futuro rey del motociclismo. 

Después de conquistar dos títulos mundiales de 250, apretó los tornillos a Rossi en 2008 con su sensacional estreno en MotoGP. Provocó entonces un problema en Yamaha. Esperaban una promesa que creciera a los pechos de Valentino -como hicieron Edwards y tantos segundones- y se toparon con un español que le movía el trono al italiano. 

En 2009 fue subcampeón y aspiró al sillón del 46 con mucho talento. El año pasado, por fin, le destronó. Y ahora aborda la misión de mantener el “nombre one” frente a la superioridad electrónica y de potencia de Honda. Se temía lo peor en el debut qatarí. Pero Jorge preparó la Yamaha más fina que nunca, ayudado por el mago Forcada, y el mallorquín sacó toda su valía en la pista para no dejarse humillar por Stoner y Pedrosa. Corrió con la sabiduría adquirida durante nueve temporadas de carpa móvil. Se puso en cabeza para controlar a Casey y Dani. Evitó así su escapada. Luego, no tuvo más remedio que ceder la cabeza a las dos máquinas que han liderado la pretemporada. Pero solo le aventajaron en dos segundos. Y Jorge, guerrero, espartano, pasó al ataque.

En la segunda parte de la carrera, con menos peso de combustible, es cuando el balear enseña todo su poder. Se comió a Pedrosa en una batalla antológica, con varios adelantamientos entre los dos compatriotas. Y se acercó a Casey. Volaba al límite. Un susto le hizo pensar en la excelencia del segundo puesto. La avaricia podía romper el saco de los veinte puntos. “Nada es imposible”, dice el campeón en su blog. Contigo, menos.

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