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Ángel Nieto, el motociclismo español

Ángel Nieto, el motociclismo español
GRA156. MADRID, 16/09/2017.- Gelete Nieto (c), hijo de Ángel Nieto, durante el homenaje al campeón mundial de motociclismo, fallecido el pasado 3 de agosto tras un accidente de tráfico en Ibiza, antes de la salida de la caravana de moteros desde el estadio Santiago Bernabéu hasta el Circuito del Jarama. EFE/Emilio Naranjo
Tomás González-Martín el

El homenaje de los pilotos y de los aficionados españoles a Ángel Nieto ha sido una demostración de la importancia supranacional del campeón. El zamorano de Vallecas fue el culpable de la explosión del motociclismo en España. Era muy listo en la pista, como recuerda Marc Márquez. Era muy vivo dentro y fuera de la competición, rememora Lorenzo, que conoció a Ángel y vio cómo era de alegre, trepidante. Los años no pasaban por Nieto. Vive el momento, cada momento, era su lema. Márquez, Pedrosa y Lorenzo recuerdan ese lema, que es un lema de vida.

Madridista de pro, el Real Madrid le ha concedido la insignia de oro y brillantes, que recogerá su familia, con Gelete y Pablo a la cabeza. La manifestación de miles de moteros de todas las edades partió precisamente desde el Bernabéu hacia el circuito del Jarama, el lugar de sus grandes éxitos en España, él, Ángel, que ganó en todos los circuitos del mundo. Assen se hizo catedral gracias al santo Ángel y sus triunfos geniales. Reinó en la Alemania Oriental. Ganó en todas partes. Noventa grandes premios en su palmarés. Doce títulos más uno. Los seguidores de todos los tiempos le perseguían por los circuitos y le mostraban páginas amarillentas con las crónicas de sus victorias en los años sesenta, setenta y cochenta. Era, es, un ídolo en Alemania, en Italia, en Holanda, en Bélgica.

Los forofos españoles del motociclismo, padres, hijos y nietos, acudieron de todas las partes de España a Madrid para rendir pleitesía al icono del motociclismo español, uno de los grandes campeones del motociclismo mundial, junto a sus amigos Valentino Rossi y Giacomo Agostini. Todos los incondicionales recuerdan su cercanía personal, su simpatía. Porque era un hombre del pueblo, formado desde abajo para llegar a lo más alto por su tenacidad, su sabiduría, su inteligencia y su capacidad para saber triunfar en cada situación con una picardía apabullante.

Todos los seguidores mostraban fotos con Ángel, de hace dos años y de hace treinta, realizadas en los circuitos, cuando era piloto, cuando fue director de equipo y cuando ha sido comentarista de las carreras. Siempre fue un mito viviente y que se nos fue de la manera más tonta, después de jugarse la vida durante treinta años en trazados imposibles, en circuitos peligrosos. Adiós, Ángel, que estás en los cielos. Allí, en el Jarama de arriba, podrás competir ahora con Ricardo Tormo.

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