Los pilotos comienzan la temporada el martes, con los primeros entrenamientos oficiales, y Rossi reaparecerá en Malasia en la misma situación crítica del año pasado, cuando debutó con Ducati. La fábrica italiana ha creado la nueva moto de 1.000 centímetros cúbicos y los técnicos asumen que la máquina perderá un mínimo de un segundo y medio respecto a la Honda de Stoner, el gran enemigo visceral de Valentino.
Vito Guareschi, jefe del equipo rojo, reconoce que HRC ha realizado un gran trabajo. Ducati, por el contrario, ha mezclado aportaciones de la mecánica japonesa con la propiamente italiana y la montura de VR46 parte con una nueva desventaja respecto a Casey, Pedrosa y Honda. La factoría de Borgo Panigale sabe que está en deuda con el gran campeón y le preocupa que no pueda ofrecerle una buena moto en su último año de contrato. Ducati le fichó con la promesa de crear una máquina competitiva y hasta ahora no ha sido así. Ducati desea renovarle por un año más, hasta 2013, con el objetivo de cumplir su acuerdo. Veremos lo que decide Rossi. La dura realidad es que este año tampoco tendrá ayuda técnica para volver a luchar por el título. Dos años en la oscuridad son demasiado para el icono de este deporte. La afición no admite este purgatorio de su ídolo en un segundo nivel.
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