La muerte de Jorge Andrés Martínez Boero nada más comenzar el Dakar americano ensalza la trascendencia del rally más importante del mundo. El público no se da cuenta del peligro constante que corren los pilotos hasta que el fallecimiento de un participante les recuerda el drama que supone competir a ciento cincuenta kilómetros por hora subido en una moto por caminos de piedra y de arena, rodeados de hoyos y de rocas escondidas que pueden significar la pérdida de la vida con un mero golpe que el casco no evita. Un choque frontal en el pecho también puede decretar la muerte en una décima de segundo. Y el cansancio que acumulan los pilotos es el remate fatal de estas tragedias. Ganar tres veces el Dakar, como han hecho Marc Coma y Cyril Despres, es una proeza. Ahora, los dos persiguen el cuarto sobre las dos ruedas de sus KTM. Marc desea emular a Meoni, fallecido en 2005. El italiano venció en dos ediciones consecutivas, en 2001 y 2002. Es el reto que le queda por cumplir en una carrera triunfal que en los primeros años también pagó el precio de este raid, con sucesos que le obligaron a retirarse. Hoy es el favorito. El único español que ha conquistado el primer puesto del podio en tres ocasiones. Nani Roma lo ganó en una oportunidad, en motos. Carlos Sainz triunfó en coches en 2010. Coma quiere dedicárselo a Boero, un piloto que, como muchos otros, aborda esta prueba por afición, sin opciones de lucimiento. Son los jornaleros del Dakar.
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