Es viernes y hoy termina para mà la ración de pelÃculas del Festival de San Sebastián. Mañana vuelvo a casa, desarmado y vencido. Ahora tengo la duda de si ver otra vez (ya la vi en Cannes) la pelÃcula de Woody Allen ‘Match point’, que la ponen esta tarde. Desde luego, ella se lo merece, pero ¿y yo?…
Ayer me quedé con el caso de ir a investigar unos cuantos lugares que me habÃa recomendado alguien de por aquÃ. Me calé el sombrero y fui. Qué lujo, cuánto despliegue y personalidad globofágica, fotos, opiniones, enlaces, tela marinera… Luego he mirado esto que hago yo, y menuda depresión; vaya mierda. Y el lunes se supone que empieza esto en serio y yo no sé poner aquà ni una foto de mi perro, que no tengo (no tengo perro, digo). Por ahora no puedo compararme con ese Hollywood que hay en la red y mucho me temo que esta especie de impotencia me impulsará a hacer más el tonto de lo normal… Y esto me recuerda que deberÃa hacer una pregunta. La tengo:
¿La impotencia lo vuelve a uno más tonto?
Pues si eso fuera asÃ, la gente tomarÃa viagra para rellenar los crucigramas, o el sudoku
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