Hay escenas en este Caballero Oscuro en las que parece que uno estuviera viendo el telediario; ahora que en España investigamos seriamente sobre la teoría del caos, el colofón de Christopher Nolan es tan sugerente como una lavativa. Mi entusiasmo por esta película es muy gordo, pero aún lo sería más si no hubiera visto la anterior, y hasta incluso las cosas que no me gustan (la tosquedad del villano, el rictus cursi de Cotillard, la grandilocuencia y absoluta falta de sentido del humor) creo que son totalmente necesarias al cómo y cuándo de la película. Como habrá podido comprobar cualquiera que se haya molestado en leer otros periódicos, la opinión sobre el renacer de la leyenda del Caballero Oscuro es mucho más tibia en general; a mi amigo Boyero le ha producido pocas cosas más que el aburrimiento y la decepción, y a Llopart en La Vanguardia o a Sergi Sánchez en La Razón no les ha sacado grandes adjetivos. O sea, que me he quedado un poco como el PP, solo, pero no por eso voy a cambiar mi discurso. Yo sí creo que Nolan se abre la pechera y confiesa su mirada a la actualidad y su posición política y ética claramente: no a Bane, no a su fuerza bruta, no a cortar el puente, no a irrumpir en el Mercado y matar al especulador…, y sí al ciudadano en su doblez, la de Bruce Wayne y la de Batman, y sí al espíritu rebelde pero regenerador de Cat-Hathaway y a la genuina honradez del policía Gordon-Levitt, y sí al valor metafórico del con máscara y el sin máscara.
Pero mientras quitamos el tapón del desagüe entre gritos, consignas y pancartas (da gusto así, contra el PP), resulta que la cartelera de estrenos se convierte en una fiesta, y además del Batman crepuscular estrenan varias películas de visión obligatoria, como “El irlandés”, “Elena” o “Margaret”… Serio dilema de fin de semana: ¿a la calle o al cine?.
Y, en fin, soy incapaz de irme de este post sin dejar la impresión de un buen plano americano de Anne Hathaway en su piel de gato… Si alguien no la viera, ha de cliquear en el título (algo tonto, dicho sea de paso) del post.
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