No he podido resistir la tentación de marcarme un Buscemi. Como es de Brooklyn, Steve Buscemi va siempre sobrao, aunque en su caso, sobrao rima con pringao, pues en todas las películas en las que aparece este actor con dentadura de “thriller” antes o después termina con la espalda en el suelo. En esta de Tom DiCillo que acabo de ver en el Festival, “Delirious”, es un fotógrafo cochambroso y con una ética de albañal, pero también la pálida imagen del perdedor, del tipo que siempre va a remolque… a ningún sitio. Por lo que sea, Buscemi consigue que el personaje más patético haga gracia y esos pobres hombres que encarna no dan pena sino risa… Hay algo en él que lo hermana con Gollum y tiene una pinta lo suficientemente mezquina como para que uno no se sienta fatal riéndose de sus desgracias. Seguro que es un buen tipo. Pero es mucho más seguro que es un buen actor. Lo de “Fargo” es de nota alta.
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