Oti Marchante el 26 abr, 2010 Barbarella y B. B. , cine de espaldas, cine de Vadim Probablemente habrá muchos motivos para admirar a Roger Vadim, pero yo sólo expondré aquí dos. El primero, obvio, porque tiene un currículo extraordinario, no tanto como cineasta sino como marido o compañero de: Brigitte Bardot, Catherine Deneuve, Jane Fonda, Marie Christine Berrault, Catherine Schneider…, y me paro. Y segundo, y más discutible, porque es un director francés que hizo el cine que hizo mientras que en su país sólo existía la nouvelle vague y el culto a la nouvelle vague. Vadim es el máximo ejemplo del “cine utilitarista”, es decir de ese que sirve para algo; en su caso, ese algo era un algo maravilloso, subir al altar de la pantalla a sus propias mujeres. Podrá uno ponerle pegas, si quiere, a “Y Dios creó a la mujer”, pero la mera visión de Brigitte Bardot en esa película las diluye como un escupitajo en el océano. El melodrama es barato, pero la presencia de la más grande amiga que han tenido nunca las focas es de una inmensidad incomparable: ninguna gran actriz podría haber encuadrado tan bien ese personaje marylinesco, extremo y agridulzón. Y su modo de devorar al pipiolo Jean Louis Trintignant desdice por completo su fama de vegetariana.Y aún más gracia y descaro tiene en esa rareza titulada “Los joyeros del claro de luna”, en la que Vadim se vino a rodar a Torremolinos una dantesca historia de amor y muerte con un Stephen Boyd de traca y con deje mexicano y una Alida Valli que no sabe si es buena o mala, y sobre todo con una Brigitte Bardot que le echa un pulso a los ojos del espectador hasta hacerlos llorar, no sé muy bien si de risa o de puro anhelo geométrico: hay formas y formas, pero las de B.B. están muy por encima de cualquier elogio del fondo. Y este es Vadim, el hombre que nos permite hablar de Brigitte Bardot, o el que lo prefiera de la Jane Fonda de “Barbarella”, que tiene tela. Otros temas Comentarios Oti Marchante el 26 abr, 2010