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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Lo que piensa China… o, al menos, la propaganda

Pablo M. Díez el

Guardias de seguridad vigilan la casa del disidente Liu Xiaobo en Pekín, donde su esposa, Liu Xia, permanece bajo arresto domiciliario

Por su interés propagandístico y a veces hasta cómico, reproducimos aquí la traducción del editorial publicado el sábado 9 de octubre en el periódico Global Times, portavoz del Partido Comunista de China. El texto, con todas sus lindezas, no tiene desperdicio.

El Nobel de la Paz 2010, una vergüenza

Ayer el premio Nobel de la Paz 2010 fue otorgado a Liu Xiaobo, un criminal chino encarcelado. Una vez más, el comité del Nobel mostró su arrogancia y prejuicios contra un país que ha logrado los más destacados progresos económicos y sociales durante las tres últimas décadas.

El Nobel ha sido generalmente percibido en China como un galardón prestigioso, pero muchos chinos siente que el premio de la Paz está cargado de ideología occidental. El siglo pasado, el premio fue concedido varias veces a defensores pro-occidentales de la antigua Unión Soviética, incluyendo a Mijail Gorbachov, cuyos esfuerzos llevaron directamente a la desintegración del país. La preferencia occidental del Instituto Nobel no desapareció con el fin de la Guerra Fría.

El comité sigue negando el desarrollo de China con sus opciones paranoicas. En 1989, el Dalai Lama, un separatista, ganó el premio. Liu Xiaobo, el nuevo galardonado, quiere copiar sistemas políticos occidentales en China.

Hay muchas perspectivas distintas para ver a estas dos personas, pero ninguno de ellos figura entre quienes han hecho contribuciones constructivas a la paz y el desarrollo en las décadas recientes.

Otros disidentes chinos, como Rebiya Kadeer (líder uigur en el exilio) y Hu Jia (premio Sajarov y también encarcelado por denunciar el escándalo de la venta de sangre infectada con sida en Henan), fueron incluidos en la lista de candidatos de este año, lo que genera una natural animadversión entre muchos chinos contra el premio.

Tienen razón al preguntar si el premio Nobel de la Paz ha sido degradado a mera herramienta política que sirve con fines antichinos. Parece que, en vez de paz y unidad en China, al comité Nobel le gustaría ver al país dividido por fracturas ideológicas o, mejor aún, hundido como la Unión Soviética.

Liu Xiaobo fue sentenciado a once años de cárcel por el Gobierno chino el año pasado. Algunos países trataron de interferir en asuntos domésticos de China. Lo que el comité Nobel hizo ayer fue una continuación de dichos actos.

La controversia en Occidente sobre la sentencia a Liu Xiaobo no tiene base legal. Están tratando de imponer valores occidentales en China. Obviamente, el premio Nobel de la Paz pretende irritar a China, pero no lo conseguirá. Por el contrario, el comité se ha desacreditado a sí mismo.

El premio, sin embargo, deja claro que es difícil para China lograr el aplauso de Occidente durante su desarrollo, por lo que China necesita estar más determinada y convencida a la hora de elegir su senda de progreso, que difiere de la visión occidental.

El comité del Nobel ha tomado una decisión poco sensata, pero él y la fuerza política a la que representa no puede dictar el futuro del crecimiento chino. La historia exitosa de China habla más alto que el premio Nobel de la Paz.

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