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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

La “OT” de los porteros chinos

Pablo M. Díez el

Acostumbrado a parar balones durante toda su carrera profesional, el ex portero del Bayern de Múnich y de la selección alemana de fútbol, Oliver Kahn, le ha marcado un gol catódico a su jubilación. Tras rechazar el puesto de director técnico del equipo de fútbol germano Schalke 04, Kahn presenta desde el pasado jueves por la noche un concurso en la televisión china que, al modo de la ya clásica fórmula de Operación Triunfo, persigue descubrir al mejor guardameta de este gigantesco país.

No queremos hacer un concurso vacío y sin sentido. Y no quiero ser uno de esos bocazas que humillan y ofenden a los jóvenes candidatos cuando fracasan, declaró Kahn, que tiene ya 40 años y ha ganado en tres ocasiones el título de mejor portero del mundo. Además, en el Mundial celebrado conjuntamente por Corea del Sur y Japón en 2002, el guardameta fue galardonado con el Balón de Oro que premia al mejor jugador del campeonato, un reconocimiento que suele recaer en delanteros goleadores.
Desde su exitosa experiencia, Kahn se recicla ahora con humildad en las pantallas chinas, aunque sus honorarios como presentador de este reality siguen siendo un secreto bien guardado. El programa reflejará la importancia de la individualidad y la personalidad pero, por encima de todo, mostrará cómo los concursantes encajan la derrota, reflexionó el portero. A pesar de ser uno de los cancerberos con mejores reflejos del mundo, Kahn tuvo un fallo garrafal en la final del Mundial de 2002 que permitió a Ronaldo marcar un gol y le dio el título a Brasil.
Finalmente, me he fortalecido con esta derrota, reconoció el portero, quien indicó que las crisis suponen un peligro porque puedes acabar destruido, pero también una oportunidad para aprender, ajustarte y emerger de nuevo más fuerte.
Todos estos consejos serán desvelados por el legendario guardameta germano durante los diez programas que durará Rey Kahn, el concurso con el que la televisión regional de Heilongjiang pretende subirse al exitoso carro de los reality shows en el coloso oriental. En él competirán jóvenes chinos de entre 17 y 24 años, entre ellos dos chicas. El premio para el ganador: una plaza para entrenarse y formarse en la escuela de élite Berger Feld Schule, donde se preparan los mejores jugadores de fútbol que luego deslumbran a la afición en la Bundesliga.
No es la primera vez que los reality chinos se centran en el apasionante mundo del balompié, un deporte que mueve masas a nivel planetario y se está abriendo camino también en el dragón rojo.
El año pasado, otro programa de la televisión regional de Hunan emitió la primera OT del fútbol chino. En asociación con varias empresas británicas, como Kickworldwide, Freemantle Media y Group M, Príncipes del fútbol ofreció a sus tres ganadores la oportunidad de entrenar durante un año con equipos de la Premier League inglesa, como el Everton, el Bolton y el Nottingham Forest.
En aquel concurso participaron más de 18.000 aspirantes, lo que demuestra hasta qué punto los reality shows son un éxito en China. Sin ir más lejos, otro programa de la televisión de Hunan, Supergirls, congregó ante las pantallas a unos 300 millones de espectadores al trasladar por primera vez al gigante asiático la fórmula musical de OT. El concurso hizo furor en este país, empeñado en parecerse a Occidente gracias a la modernización que ha traído su extraordinario crecimiento económico y donde los jóvenes suelen pasarse los fines de semana enteros en los karaokes cantando sus temas favoritos.
La popularidad de la OT china y de espacios similares fue tal que hasta el propio Gobierno tuvo que recurrir a la censura. Acostumbrado a tutelar férreamente a la audiencia, el autoritario régimen de Pekín, que se sigue definiendo como comunista pese a haber abrazado de lleno el capitalismo, ha impuesto restricciones a la vulgaridad de algunos alocados cantantes que sólo piensan en el éxito sin trabajar y ha eliminado las votaciones entre el público. Todo un peligroso ejemplo de democracia participativa que el Gobierno no estaba dispuesto a permitir para no amenazar la hegemonía del Partido Comunista.
Al margen de estas consideraciones socio-políticas sobre los reality en el coloso oriental, el Rey Kahn ya promete convertirse en un nuevo fenómeno mediático marcándole un gol a la audiencia más populosa del globo.

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