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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

El lama “rojo” de Pekín

Pablo M. Díez el

El régimen chino continúa vampirizando al movimiento tibetano, dividido entre la jerarquía que dirige el Dalai Lama desde su exilio en la India y los devotos sometidos bajo la bota de Pekín. Para reafirmar su control, hoy ha entrado a formar parte del comité nacional de la Conferencia Político-Consultiva del Pueblo Chino el Panchen Lama, la segunda figura más venerada del budismo tibetano tras el Dalai.

El Panchen Lama, colgando su correspondiente credencial, durante una de las reuniones de la Conferencia Político-Consultiva del Pueblo Chino. AP

Dicho órgano, que está formado por 2.000 miembros entre los que figuran empresarios, intelectuales, académicos y otros personajes públicos, asesora a la Asamblea Nacional Popular, el máximo órgano legislativo del régimen chino que celebra su reunión anual a partir de este viernes.

La inclusión en dicho grupo de Gyaencaen Norbu, un monje de 20 años cuyo nombre religioso es Baingen Erdini Qogyijabu, es una bofetada al Dalai Lama, acusado de independentista, y un claro ejemplo del control que mantiene el Gobierno chino sobre los cultos religiosos y espirituales, ya que los tibetanos consideran a este Panchen Lama un títere de Pekín.

Nacido en el condado de Lhari, al norte del Tíbet, Norbu se convirtió en el XI Panchen Lama el 29 de noviembre de 1995, cuando el régimen chino lo reconoció como la reencarnación del X Panchen Lama tras una búsqueda que había comenzado al fallecer éste en 1989. Tal y como manda la tradición, su nombre fue extraído en una urna de oro situada junto a la estatua de Sakyamuni en el emblemático templo de Jokhang, en Lhasa.

A pesar de seguir estas costumbres y de los buenos augurios que, según la propaganda del régimen comunista, trajo

al nacer, como una letra tibetana bajo la lengua que representaba la reencarnación de Buda, la mayoría de los monjes no creen en este Panchen Lama y lo acusan de ser una marioneta de Pekín.

El motivo es que el Dalai Lama, que lleva exiliado en la ciudad india de Dharamsala desde 1959, había elegido a otro niño de siete años, Gedhun Choekyi Nyima, en mayo de 1995. Pero, debido a la enemistad manifiesta entre el Dalai Lama y el Gobierno chino, los agentes del régimen se llevaron al pequeño del monasterio de Tashilhunpo, donde se supone que vivía y en el que no queda ni una foto suya.

Desde entonces no se ha sabido nada de él y se sospecha que es el preso de conciencia más joven al hallarse bajo arresto domiciliario junto a su familia, pero las autoridades chinas lo niegan y aseguran que Gedhun es un chico normal y corriente sin ninguna autoridad religiosa que acude a sus clases y no quiere ser molestado.

En su lugar, e intentando provocar una especie de cisma entre los seguidores del Dalai Lama, han entronizado a Gyaencaen Norbu, a quien los medios chinos suelen retratar acompañado de las principales figuras del régimen comunista, como el presidente Hu Jintao.

Durante la revuelta tibetana de 2008, que condenó duramente, hasta se habló de que el Panchen Lama “rojo” podría ser nombrado diputado de la Asamblea Nacional Popular. Su entrada en la Conferencia Político-Consultiva es un peldaño más en su posición dentro del régimen.

Al margen de sus declaraciones y de su utilización propagandística por parte del Gobierno para dividir a los monjes budistas, el Panchen Lama vive en la lamasería de Zhaxi Lhunbo en Xigaze, la segunda mayor ciudad del Tíbet y donde residió también su encarnación.

Según los medios chinos, el joven ha estudiado inglés en Pekín y combina los principios básicos del budismo con su afición por los ordenadores y la comida tradicional tibetana, como la tsanba, el té de mantequilla de yak y los dumplings de carne. Pero ni por ésas puede ganarse el aprecio de los monjes, que siguen adorando en secreto al Dalai Lama y al verdadero Panchen Lama, donde quiera que esté.

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