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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Dinero de mentira para los muertos

Pablo M. Díez el

Barriendo sus tumbas, los chinos han honrado esta semana a sus seres queridos ausentes en su particular Día de los Difuntos, conocido en mandarín como la Fiesta de Qingming. Quince días después del equinoccio de primavera, se rinde tributo a los ancestros y a la memoria de Jie Zitui, un vasallo que sirvió al duque del Estado de Jin en el periodo de Primavera y Otoño (770-476 a.C.) y que durante su exilio se llegó a cortar una pierna para alimentar con su propia carne a su señor. Cuando el príncipe se hizo finalmente con el trono, se olvidó de recompensarlo y, al ir a buscarlo al bosque donde se había recluido para pedirle perdón, no se le ocurrió otra cosa que quemarlo para obligarlo a salir. Pero Jie Zitui murió en el incendio (636 a.C.) y el rey, profundamente arrepentido, instauró el Día de la Comida Fría (Hanshi) para homenajearlo.

Un cortejo fúnebre desfila por las calles de la histórica ciudad de Pingyao

Durante estos días, millones de familias se han reunido en los cementerios para recordar a los parientes muertos, adecentar sus lápidas y quemar todo tipo de objetos de papel para que no les falte de nada en la otra vida. Desde casas de varias plantas hasta dinero de mentira que incluye yuanes chinos y dólares americanos, pasando por figuras de cerámica con forma de comida, coches, frigoríficos, televisores e incluso teléfonos móviles.

Todos estos juguetes fúnebres se venden en la tienda que Yan Yan regenta en el “hutong” (estrecho callejón pequinés con casas bajas de ladrillo gris) Doufuchi, cerca de la Torre del Tambor. “Estos días hay más negocio, pero el problema es que muchos cementerios obligan a los visitantes a comprar los regalos para el difunto en sus propias tiendas para poder hacer las ofrendas en el interior”, se queja este cartero que, para complementar su sueldo, abrió hace dos años tan singular establecimiento.

Yuanes y dólares falsos, tabaco de mentira, coches, lavadoras, frigoríficos, teles y hasta móviles de juguete para los difuntos

En su local no sólo se venden urnas de madera y jade para las cenizas de los fallecidos, sino también las ropas tradicionales que éstos llevarán en su funeral y con las que serán incinerados. Para evitar perder espacio por la proliferación de cementerios, la cremación es obligatoria por ley en China, pero muchos campesinos de las zonas rurales entierran a sus difuntos en sus parcelas.

Quemados o sepultados, la costumbre manda que los muertos emprendan su último viaje con sus mejores galas, que pueden ser un traje de chaqueta o la completa indumentaria que Yan comercializa en su tienda por entre 700 y 4.000 yuanes (entre 76 y 434 euros). Según explica, “dicho uniforme mortuorio consta de un abrigo y una chaqueta decorados con dragones, murciélagos y caracteres que significan felicidad y longevidad, camisa con bordados pero sin botones, ropa interior, zapatillas de paño, una sábana inferior amarilla que simboliza el oro, otra superior blanca que representa la plata, mantas para el ataúd y almohadillas para la cabeza y los pies. Además, los finados van tocados con un gorro redondo con una borla roja para llevarlo al cielo, no al infierno”.

Junto a los cofres para las cenizas, Yan Yan muestra uno de los trajes mortuorios que vende en su tienda

El simbolismo es tan fuerte y lleno de significado que la ropa masculina es de color marrón, azul o verde oscuro, mientras que en la femenina predominan el rosa y el violeta y motivos decorativos como el ave fénix. En el ataúd, donde se introducen antiguas monedas falsas, los muertos van cubiertos con una máscara blanca y portan en sus manos sendos pañuelos con oro y plata, así como un cascabel en la boca para ahuyentar a los malos espíritus en su tránsito al más allá.

“Hay clientes que compran su propia vestimenta fúnebre antes de morir”, concluye Yan, a quien los vecinos más mayores y supersticiosos miran con recelo por creer que ha traído mal fario a la calle con su tétrica tienda. Pero, si no fuera por él, no podrían honrar a sus difuntos en la Fiesta de Qingming.

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