Vecinos de Futaba recogen sus enseres entre las ruinas de sus casas
Entre los amasijos de cascotes, ramas y lanchas varadas sobre furgonetas, policías con monos blancos, botas de plástico, máscaras y gafas especiales buscan más de un millar de cadáveres, algunos de los cuales están ya tan contaminados por la radiactividad que no pueden recogerlos para entregárselos a sus familiares. Es la pura imagen del apocalipsis y el desolador destino que le aguarda a esta zona, donde vivían más de 80.000 personas. Lo peor de todo es que no podrán volver a sus hogares en mucho tiempo porque las fugas radiactivas aún durarán hasta finales de año. Luego, la radiación podría continuar en los alrededores durante décadas o, incluso, siglos.